Aquira es una perra amistosa, cariñosa y dócil. Juega con otros canes y con sus cuidadores. Pero no siempre fue así. Ella es una pitbull que fue rescatada de un inmueble, en el que la entrenaban para pelear con otros perros.
Hace cinco años, llegó a Protección Animal Ecuador (PAE), ubicada en las calles Ulloa y Rumipamba, en el norte de Quito. Los primeros días fueron los más complicados, ya que era muy agresiva y no lograba adaptarse. Buscaba pelea con otros canes y se lanzaba al cuello para morderlos.
Luis Bejarano, rescatista de esta entidad y encargado del animal, explicó que los ex dueños de Aquira le enseñaron a atacar y a ser agresiva con otros perros. Afortunadamente, recibió tratamiento. Este duró cerca de un año y los resultados fueron sorprendentes.
Le enseñaron a relacionarse con otros animales de manera positiva. Ahora Aquira es juguetona, le gusta convivir con otros perros y con las personas. “Se desenvuelve sin problemas”, dijo el rescatista.
Este y otros casos han inspirado a estos jóvenes a apoyar causas como la de Atena, una pitbull que atacó y mató a un niño de dos años, en el norte de la urbe, hace unos meses.
Para este joven hay tres secretos infalibles para que los perros se recuperen: el amor, el buen trato y la convivencia en el entorno.
Lo mismo aseguró Michelle Pazmiño, encargada de proyectos en el PAE. Para esta socióloga, es posible que un perro agresivo cambie su comportamiento ante los demás y vuelva a convivir con personas y otros animales. “Los dueños deben entender que si crías una máquina para matar eso conseguirás. Caso contrario, los animales son tranquilos y muy amorosos”.
PAE es una de las entidades que abanderan el caso de Atena, quien vivía en condiciones inadecuadas. Habitaba en una terraza pequeña; es decir, no tenía espacio para desenvolverse. Incluso, estaba con las orejas mutiladas. “Cuando un animal vive en condiciones de encierro o maltrato tiende a desarrollar actitudes agresivas”, afirmó Pazmiño.
Al momento, esta entidad presentó un nuevo recurso ante la Corte Constitucional para hacerse cargo de Atena y sus cuidados. Lo que implica personal calificado para rehabilitarla y las instalaciones para la estancia del animal.
El anterior recurso, presentado hace un par de semanas, fue rechazado. Según Ina Alarcón, abogada que lleva el caso, la negación se basó en un inconveniente jurídico. “No pudimos acceder a la información de Atena. Hubo un hermetismo de las autoridades de control”. Para ella, alcanzar la custodia de la pitbull representa establecer un precedente a favor de los derechos de los animales.
Las historias de animales rehabilitados no se reduce a Aquira. En PAE Alangasí, hay dos pitbull más: un macho y una hembra. La perra, quien no tiene nombre, sale a jugar con los otros canes. Es una de las más tranquilas y sociables. Ella pasó por un proceso de chequeo para evaluar su estado. Logró superarlo. Ahora espera ser adoptada.
Mientras que Silvo, el otro pitbull, está en cuarentena; es decir en observación. Pese a ello, es un perro tranquilo, aunque muy juguetón. Cuando sus cuidadores entran a su cuarto (de dos por dos) se para en dos patas y busca que le acaricien la cabeza. Debido a su fuerza, los empuja.
Jason Perugachi, uno de los cuidadores, asegura que es un perro muy simpático y sumamente fuerte. Está reaccionando bien, porque no ha mostrado ser agresivo. “Hay perros pequeños que son violentos y quieren morder. Todo depende del trato de sus dueños”.