Tres personajes del Ecuador cuentan cómo fue su paso por el colegio. Foto: EL COMERCIO
La época colegial termina y con ella una etapa de la vida. En julio los alumnos de sexto curso de la Sierra y Amazonia abandonarán los centros de estudios tras la graduación. En esa ceremonia verán por última vez a la mayoría de los compañeros con los que convivieron, al menos, seis años. Las jornadas de estudio, los juegos en los patios, las bromas a los profesores y las conversaciones interesantes de los aspectos más comunes de la vida con los amigos quedan atrás. Tres personajes cuentan cómo fue su paso por el colegio.
Paúl Ambrosi ahora tiene 35 años. El exjugador de Liga vestía con estilo marcial cuando estudió la secundaria en el Academia Militar Borja III, en el norte de Quito. Durante los cinco primeros años se familiarizó con las botas, cristina e insignias.
Debido a la convocatoria que le hicieron a la Selección de Ecuador se mudó termporalmente a Guayaquil. En enero de 1998 retornó a la Academia para terminar sus estudios. Dice que nunca se quedó a supletorios y que los exámenes de grado los pasó con facilidad. “Me tomaron cosas relacionadas con mi especialización de físico matemático”.
Tras la ceremonia que hicieron en el colegio, cada compañero fue a festejar por su parte. Él compartió con la familia en una fiesta que se armó por la ocasión especial.
Aunque era un colegio con disciplina militar, siempre hubo espacio para las bromas. Esas travesuras son las que más recuerdan cuando habla con excompañeros. En octubre de este año está planificada una reunión de la generación del 98 a la que espera asistir.
“Los amigos que uno va haciendo es lo que más se extraña del colegio. No podía ir a otras reuniones antes porque me tocaba jugar cuando las hacían los fines de semana”, comenta Ambrosi.
Miguel Carvajal, asambleísta de Alianza País y exministro del actual Régimen, estuvo involucrado en política desde el colegio. En el Instituto Nacional Mejía se involucró con el frente estudiantil desde tercer curso. Fue presidente del consejo en sexto y eso le valió tener represalias del triunvirato militar que, entonces, dirigía el país.
Cuando cumplió 12 años y apenas ingresó al colegio ya enfrentó una huelga que fue disuelta, incluso, con paracaidistas de las Fuerzas Armadas. En el plantel conoció a personajes que ahora están en el periodismo y la academia y que compartieron con él los ideales de cambio.
Antes de rendir los exámenes de grado, en junio, le notificaron que tenía que rendirlos en septiembre. No importaron sus altas calificaciones ni su nombramiento como escolta de la Institución. No pudo graduarse con el resto de compañeros. “Sí estuve molesto por el trato arbitrario y represivo”.
En sus seis años de estudio no se quedó a supletorios. Al graduarse no hubo fiesta familiar porque en su hogar consideraban que era una obligación cumplir con esta meta. “En nuestro año hubo una reforma que juntó las especialidades y tuvimos que graduarnos físico-matemáticos y químico-biólogos”.
La frase “se hace el camino al andar” se aplica para Juana Guarderas, de 52 años. Es uno de los íconos de las artes escénicas del país. Ella estudió en Los Pinos y fundó el club de teatro junto con tres compañeros a la edad de 14 años. “La primera obra fue Los Sordos, una comedia”. También, cuando se graduó en la especialización de Ciencias Sociales le permitieron hacer un trabajo escrito.
La vida estudiantil de la artista fue disuelta. Recuerda que en sexto curso, en un lunes cívico, fueron con accesorios, peinados extravagantes y prendas coloridas adicionales a las del uniforme del colegio. Desafiaron a la autoridad y estuvieron en problemas porque quisieron sancionarlos.
Otro acto divergente fue hacer ‘la pera’. Los compañeros se pusieron de acuerdo para un día no asistir a clases. Tampoco se salvaron de una buena regañada.
Al final, ‘La Marujita’ como también se le conoce Guarderas se graduó sin problemas. “Era media matona verá. Nunca me quedé en supletorios. Hubo una fiesta de graduación en el Quito Tenis”.
La época colegial es considerada por algunos la mejor de su vida.
Existen sociedades de egresados que tratan de mantener la unión entre los compañeros que tienen como unión sagrada, el haber compartido las aulas. Las sociedades más conocidas en Quito son del Mejía, Montúfar, Benalcázar, San Gabriel, entre otras.
La primera tiene una casa en el centro histórico en donde se realizan las reuniones de todas las generaciones. Funciona como un centro cultural en donde hay presentaciones artísticas los viernes.También coordina colaboraciones para atender necesidades de los clubes del colegio.