Los esposos Vega Macías junto a sus mellizos Elián y Brianna. Foto: Víctor Muñoz/EL COMERCIO
La espera duró más de tres años. En ese tiempo, la vida de los esposos Gabriela Macías y Enrique Vega, de 37 y 34 años, se desarrollaba en medio de visitas a especialistas en reproducción asistida y tratamientos para concebir a sus bebés.
Al principio fue difícil e invirtieron más de USD 10 000 en cinco tratamientos de fertilidad diferentes, pero no dieron resultado. Tal era su decepción, que intentaban concentrarse en el trabajo y en las tareas del hogar para olvidar lo que pasaba.
Pero su espera terminó hace dos años y medio, cuando nacieron sus mellizos Brianna y Elián, quienes fueron concebidos por fertilización in vitro en la Unidad de Reproducción Humana de la Clínica Pichincha.
En el mundo el 10% de parejas en edad de procrear tiene problemas de infertilidad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para Iván Martín Valencia, director del Centro de Reproducción Humana, Endocrinología Ginecológica y Ovario Poliquístico (Endogyn) de Quito, en ese porcentaje también se incluye a Ecuador.
Ante eso, cada vez es más frecuente que las parejas tengan hijos con técnicas desarrolladas en laboratorios. El galeno señala que, en décadas pasadas, a la reproducción asistida accedía únicamente la gente con mayores recursos, pero la situación económica del país cambió. Desde la dolarización, las familias de clase media también las usan.
Según la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida, institución científica que agremia al 90% de centros de este tipo en América Latina, en Ecuador han nacido 1 100 niños por técnicas de reproducción asistida desde 1990 hasta el 2011.
El Ministerio de Salud no cuenta con datos actualizados sobre partos con este método. Según esa cartera, hay cuatro especialistas con título de fertilidad asistida, pero no detallaron en qué centros públicos. Por Internet se difunden al menos nueve centros de fertilidad en Quito, Guayaquil, Machala, Cuenca e Ibarra.
La doctora Juana Rivero atendió a Gabriela Macías. Cuando la conoció le dijo que no perdiera la esperanza de tener bebés. Tras los exámenes, le recomendó someterse a fertilización in vitro, que cuesta USD 5 000.
En la pared de su consultorio hay decenas de fotografías de niños que nacieron bajo técnicas de reproducción asistida. Los tratamientos de los costos varían. La inseminación artificial está a USD 600, incluida la medicación.
La colocación de óvulos donados por otra mujer cuesta USD 6 000, la congelación de embriones, USD 2 500, y las técnicas ICSI e IMSI, 5000. La segunda consiste en la selección de los mejores espermatozoides previo a la microinyección en el óvulo.
A este último tratamiento se sometió Cristina Loayza, de 39 años. En el 2014, llevaba 11 años de casada y con su esposo decidieron ser padres. Antes se dedicaron al trabajo y estudios.
Quisieron ser padres de forma natural, pero al año notaron que algo raro pasaba y acudieron al médico. Supieron que ella tenía obstruida una de las trompas de Falopio.
Luego del tratamiento, la pareja logró concebir y nació Lucas, de 2 años. Loayza ahora quiere tener otro hijo y con su esposo guardan bajo congelación, a menos de 300°C, tres embriones para ir por el segundo bebé, en el 2017.
La pareja quiere hacerlo rápido, para criar a sus hijos sin que haya mucha diferencia de años entre ellos. Pero en la lucha por tener hijos, con ayuda de especialistas, se presentan otras dificultades.
Por ejemplo, en el caso de Macías, su embarazo se complicó al final, porque Brianna y Elián nacieron de forma prematura a los siete meses.
Ella estaba desesperada y rezaba todo el tiempo para que sus bebés se mantuviesen con buena salud. También lloraba y su esposo la consolaba. Se decía a sí misma que no era justo que sus hijos nacieran con complicaciones, tras luchar por tenerlos durante años.
Al final superaron el mal momento y cuando sus hijos cumplieron 1 año, la familia Vega Macías organizó una fiesta en Manabí. Asistieron decenas de niños, quienes les cantaron el ‘Happy Birthday’.
Los esposos cuentan que “botaron la casa por la ventana”. Recomiendan a las parejas que no pueden tener bebés no perder las esperanzas. El camino puede ser largo, pero al final se puede lograr si se siguen los tratamientos médicos de forma rigurosa.
Pablo Valencia, del Centro Ecuatoriano de Reproducción Asistida, apunta que la edad de la mujer pesa en la fertilidad. Lo ideal es un embarazo antes de los 35 años.
Y como la maternidad se posterga surgen complicaciones. En el 33% de los casos es por una afección del varón; en el 33%, de la mujer, y en otro 33%, de ambos.
El problema, explica, es que los ginecólogos no refieren estos casos a los especialistas, por lo que se pierden de dos a cinco años en tratamientos poco efectivos.