Mil millones de niños sufrieron abusos físicos, sexuales y psicológicos en 2015, según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hoy (12 de julio) presentó un conjunto de estrategias transversales para terminar con la violencia infantil a nivel mundial.
En el marco de la presentación de una alianza global de Gobiernos y entidades sociales para luchar contra esta lacra, la OMS publicó hasta siete medidas distintas para lograr reducir o prevenir los distintos ataques que sufren los niños en todos los países del mundo.
El conjunto de medidas pasa por implementar y reforzar leyes para limitar el acceso a las armas y para criminalizar los castigos con violencia de los padres a los niños, así como cambiar la percepción sobre los roles de género.
Además, la OMS propone crear “ambientes seguros”, tanto en la escuela como en asuntos relacionados con la vivienda, y ofrecer formación o capacitación a los padres y madres en cuanto a sus deberes paternales.
El resto de estrategias incluyen mejorar la seguridad económica de las familias, garantizar el acceso de estas al sistema sanitario y al bienestar social y acrecentar los servicios de ayuda y reinserción social de los delincuentes juveniles.
Entre los datos que recoge la OMS para la elaboración del informe, el homicidio destaca como la quinta causa de muerte entre los adolescentes en todo el mundo, mientras que el 80 % de las víctimas de la violencia contra la infancia son niños.
Asimismo, mientras que uno de cada cuatro infantes sufre algún tipo de abuso físico, una de cada cinco niñas sufre abusos sexuales al menos una vez en su vida.
La OMS avisa que las consecuencias de sufrir abusos durante la infancia pueden provocar problemas o enfermedades tanto físicas (diabetes, cáncer u obesidad) como psicológicas o sociales (consumo de drogas, depresión y ansiedad o suicidio).
“El conocimiento sobre el alcance y los daños de la violencia infantil está creciendo, junto con la evidencia sobre estrategias efectivas para la prevención”, dijo en un comunicado el director del departamento para la gestión de enfermedades no contagiosas de la OMS, Etienne Krug.
Según Krug, estas medidas ayudarán a crear ambientes “seguros, estables y favorables” para proteger a los niños y adolescentes ante este problema mundial.