Obama visitó los Everglades, donde el aumento del nivel del mar pone en peligro una industria turística que genera USD 82 000 millones. Foto: Joe Raedle/AFP
El presidente estadounidense, Barack Obama, afirmó que “no puede negarse más” la realidad del cambio climático, durante una visita este 22 de abril al parque nacional de los Everglades, vasta reserva natural de frágil equilibrio situada en el extremo sur de Florida.
A menos de ocho meses de la conferencia de París en que se buscará alcanzar un acuerdo para limitar a 2ºC el alza del termómetro mundial, el Presidente estadounidense quiso marcar el Día Mundial de la Tierra enviando un mensaje a quienes “niegan” o “ignoran” el calentamiento global en curso.
“El cambio climático no puede negarse más. No puede dejarse de lado. No puede omitirse del debate”, dijo. Al tiempo que pidió que los parques nacionales sean protegidos para el disfrute de las generaciones futuras, dijo que también conservarlos es económicamente indispensable.
Con una superficie de unas 600 000 hectáreas, el parque de los Everglades, cuyos pantanos están poblados con innumerables cocodrilos y caimanes, también es el lugar donde anidan muchas especies de aves acuáticas de América del Norte y un importante corredor migratorio.
En esta parte del país el aumento del nivel del mar pone en peligro una industria turística que en Florida genera
USD 82 000 millones, dijo Obama.
Aunque 2014 fue el año más caliente hasta ahora registrado desde que comenzaron las mediciones en 1880, numerosos congresistas de la oposición republicana muestran abiertamente su escepticismo frente al cambio climático.
“Pienso que el clima cambia porque nunca hubo una época en la que el clima no cambiara”, lanzó hace unos días el senador de Florida Marco Rubio, candidato a la Casa Blanca. “La pregunta es: ¿qué porcentaje de esto está ligado a la actividad humana?”.
Contra las emisiones
“Todavía podemos marcar una diferencia, pero tenemos el tiempo contado”, advirtió el secretario de Estado, John Kerry, en una columna publicada en el diario USA Today.
“Seamos claros: si dejamos pasar esta oportunidad, es probablemente el único recuerdo que dejará nuestra generación”, escribió.
En el plano internacional, la Casa Blanca señaló su voluntad de utilizar su influencia para impulsar a otros países a comprometerse también en la reducción de las emisiones de CO2, como Estados Unidos lo hizo con China.
Tras el sorpresivo acuerdo en noviembre entre los dos principales emisores de gases de efecto invernadero del planeta, Obama se ha erigido de facto en el líder cuando se acerca la conferencia de París.
A priori la conferencia de diciembre no es una cumbre de jefes de Estado. Pero si se avizora un acuerdo, los principales líderes del planeta podrían reunirse en la capital francesa.
Estampar su firma en un texto ambicioso sería sin duda una victoria para Obama, un año antes de su partida de la Casa Blanca y seis años después de un doloroso revés en la cumbre de Copenhague.
Pese a la resonancia del acuerdo sobre reducción de emisiones con Pekín, los compromisos de Washington se mantienen netamente por debajo de lo puesto a consideración por la Unión Europea (baja de 40% de las emisiones de aquí a 2030 en relación a los niveles de 1990).
“La UE está sin duda comprometida en esta dirección desde hace tiempo”, destacó Jennifer Morgan, responsable del clima en el World Resources Institute (WRI).
“Pero Estados Unidos está ahora presente en el escenario internacional con un plan creíble que anuncia un giro hacia una economía con bajas emisiones de carbono”, añadió, al considerar que el Gobierno de Obama es el “primero en haberse enfrentado al problema y en haber utilizado todas las herramientas a su alcance”.