El presidente ruso, Vladimir Putin, es acusado por EE.UU. de patrocinar la fábrica de noticias falsas para interferir en las elecciones. Foto: EFE
A tres meses y medio de las elecciones presidenciales y legislativas en México, algunos medios difundieron una noticia que se viralizó en redes sociales: “Gobierno de Venezuela confirma en su canal de televisión (Venevisión) lo que todos sabíamos: Nicolás Maduro está detrás de la campaña del izquierdista Andrés Manuel López Obrador”.
Otra publicación de un grupo de Facebook se viralizó en Internet y logró convencer a miles de internautas: “El Chapo Guzmán declaró que le habían encargado matar a López Obrador”, el candidato presidencial del partido Morena. Esta nota ha sido compartida más de 100 000 veces en la Red.
En la campaña para las elecciones presidenciales en Colombia, previstas para el 27 de mayo, se habla ampliamente sobre un supuesto apoyo del ‘castrochavismo’ al exalcalde de Bogotá, el izquierdista Gustavo Petro y posible candidato al Palacio de Nariño.
Días antes de las presidenciales en Estados Unidos, en noviembre del 2016, alguien publicó en Twitter que Hillary Clinton era parte de un círculo pedófilo. El rumor se propagó por las redes sociales y Alex Jones, presentador de derecha, señaló que ella estaba implicada en abusos sexuales a niños y que su jefe de campaña, John Podesta, participaba en ritos satánicos. Se publicó cuatro días antes de la elección y fue visto 400 000 veces. Aún después de la victoria del magnate Donald Trump, y pese a que The New York Times y The Washington Post la desacreditaron, la historia siguió difundiéndose.
En el caso de México, la ‘noticia bomba’ sobre el apoyo de Maduro a López Obrador fue falsa, con una producción burda. Así lo confirmó Verificado2018, una iniciativa que reúne a 60 medios del país, entre ellos Animal Político, Newsweek en Español, Proceso, Milenio, El Universal, así como a universidades y organizaciones de la sociedad civil, cuyo objetivo es detectar noticias falsas durante el proceso electoral que culminará con la elección presidencial del 1 de julio. Verificado2018 encontró además que, contrario a lo que se difundió en un video sobre esa noticia falsa, Maduro nunca ha hecho un pronunciamiento al respecto. El proyecto cuenta también con el apoyo de Google News Lab, Facebook y Twitter, plataformas que servirán para difundir las noticias ya constatadas con el ‘hashtag’ #Verificado2018.
En las redes sociales, la mentira viaja mucho más rápido y llega mucho más lejos que la verdad. Si bien los bulos y la desinformación no son un fenómeno reciente, el auge de Facebook, Google y Twitter ha dado una nueva dimensión al problema, como prueban la investigación judicial en torno a la injerencia de Rusia en la campaña electoral de Estados Unidos y los esfuerzos de los gobiernos europeos por adaptar la legislación a esta nueva realidad. En este contexto, la revista Science acaba de publicar el estudio más extenso hasta ahora sobre la difusión de ‘fake news’ en la Red, en el que se demuestra cómo una noticia falsa alcanza a miles de usuarios más que un contenido real. Los investigadores descubrieron que las noticias falsas tenían un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas y que su difusión alcanzaba a entre 1 000 y 100 000 personas, en contraste con las informaciones verdaderas, que raramente superaban la barrera del millar de usuarios.
La campaña de las elecciones de EE.UU. del 2016 y el ascenso al poder de Trump supusieron el punto álgido de la penetración de las noticias falsas en el devenir de las sociedades occidentales. Intoxicaciones, mentiras sobre el pasado de los candidatos, interferencia de servidores rusos de los que partía información falsa…
Presidentes como Trump, el ruso Vladimir Putin, el turco Recep Erdogan, el sirio Bashar al Asad, el venezolano Maduro y otros líderes autoritarios también han hecho suya la frase “noticias falsas”, como un garrote retórico para socavar a sus oponentes, animar a sus bases políticas y tratar de desacreditar a los medios de comunicación.
En Europa aparecen prácticas para manipular la información y orientar el discurso político. Un ejemplo es lo que ocurrió con el ‘Brexit’, en Gran Bretaña, donde las ‘fake news’ influyeron para que la gente votara a favor de la salida del país de la Unión Europea.
“El propósito de las ‘fake news’ es desestabilizar, sembrar dudas o crear un determinado clima de opinión social. Esto es, influir en el comportamiento de los individuos”, opina el experto en comunicación Miguel Ángel Aguirre.
Es la eterna batalla de la manipulación de la información, edición siglo XXI. Italia, Francia, Alemania, España y otros países ya delinean estrategias contra el recurso perverso de las noticias falsas. En Italia, Giovanni Zagni, periodista, fact-checker y desde el 2016 director de Pagella Politica, armó un pequeño ejército de cazadores de mentiras de cara a las elecciones generales celebradas el 4 de marzo.
Alemania también ha decidido enfrentar a Facebook. Todo gira en torno al derecho a la privacidad, a la lucha contra la publicación de mensajes racistas y contra la difusión de noticias falsas. Berlín ha obligado a Facebook, y también a Google y a Twitter, a censurar los mensajes que puedan constituir un delito de odio según sus leyes. En Francia, el presidente Emmanuel Macron presentó un proyecto de ley para luchar contra las ‘fake news’ en Internet durante “período electoral”, en una velada alusión a los medios de comunicación públicos rusos RT y Sputnik.