Los sonidos de la música andina acompañan esta fiesta de la naturaleza. Foto: Galo Paguay/El Comercio
Una Pachamanka se organizó el domingo anterior en el sector de La Armenia, para agradecer a la Madre Tierra (Pacha Mama) por la salud y por la riqueza obtenidas el año pasado y para pedir mejores tiempos para el período que empieza.
Con esta celebración, precisamente, se iniciaba un nuevo ciclo andino, conocido con el nombre de Mushuk Nina. Se trata del equinoccio de marzo, el día en el que el sol no proyecta sombra, pues sus rayos caen perpendicularmente.
La reunión fue liderada por Kylago, una de las integrantes de Yachakkunapak, una organización con más de 20 años en el Ecuador. Ella estuvo acompañada de su esposo, de su hija y de una decena de personas que -con aplausos y cánticos- alabaron a la Pacha Mama.
En español, Pachamanka significa Olla en la tierra. Según Kylago, fue utilizada por nuestros ancestros para rendir tributo a los dioses de la naturaleza y para preparar los alimentos de forma orgánica, sin químicos y solo utilizando lo que la tierra provee. Esta fiesta se enciende para celebrar sucesos importantes, como los equinoccios y los solsticios.
En esta ocasión se la elaboró para recibir al Año Nuevo y para estrechar lazos entre los miembros de Mushusk Pakary –Hacia el Nuevo Amanecer–, una escuela de saberes ancestrales que se inició hace un año y medio y cuyo objetivo es mantener el legado de los sabios entre los niños, jóvenes y adultos.
Los hermanos, como se hacen llamar los integrantes de la escuela, aprenden las propiedades de las plantas medicinales y sus usos; también a protegerse de las malas energías y técnicas para alcanzar la armonía y el equilibrio.
La ‘clase’ del domingo anterior, a la que también asistió público en general, consistió en armar la Pachamanka paso a paso.
El primero fue hacer un hueco en el piso: de 50 centímetros de diámetro por 50 centímetros de profundidad. El segundo paso consistió en prender fuego a las piedras volcánicas traídas desde el cerro Ilaló.
Ese proceso duró cerca de una hora, pues según Kylago es necesario que las piedras “ardan” para que el proceso de cocción sea perfecto. En esta ocasión, los ‘hermanos’ rindieron tributo a la Pacha Mama con papas, habas, mellocos, carne de llama, de pollo y de chancho.
Para la elaboración de la comida, además de los productos, se necesitó de la colaboración de varias personas: unas adobaron las carnes, otras recortaron romero, otras transportaron las piedras incandescentes: desde la brasa hasta la olla; otras la rellenaron con los productos. “Y esto es lo más bonito, ya que para la elaboración de la Pachamanka se requiere la cooperación de muchas personas, eso fortalece los lazos familiares”.
Antes de colocar la comida, Kylago forró las paredes de la olla con papel aluminio para aislar la tierra y después puso hojas de col en la base. El siguiente paso consistió en echar las piedras y sobre ellas las hojas de maíz y las papas.
Ya con todos los productos dentro se cubrió la olla con tres costales y con una cobija. Sobre ella, los invitados colocaron la tierra y bailaron alrededor de lo que parecía una pequeña montaña. En la cima pusieron una cruz elaborada con romero. Según Kylago, el sabor también depende del entusiasmo con el que bailen los invitados.
La ‘fiesta’ del ciclo nuevo empezó a las 09:00 y terminó pasado el mediodía. En ese tiempo, además de cocinar los invitados realizaron varias peticiones, entre ellas, que las personas aprendiesen a respetar a la Pacha Mama.