La muerte de Debanhi Escobar en México reactivó el debate de la inseguridad de las mujeres al salir de sus casas. Esta no es una realidad lejana para Ecuador. Así se protegen de la violencia las mujeres ecuatorianas consultadas por EL COMERCIO, este jueves 5 de mayo del 2022. Ellas hablaron sobre lo inseguras que se sienten y qué acciones se han vuelto cotidianas frente a eso.
Lo más común es usar la ubicación de WhatsApp en tiempo real. Estefanía se la envía por ocho horas a sus amigas, hermana, mamá o a su novio. Lo hace siempre que sale de su casa, no solo cuando se va de fiesta o se siente en peligro.
En esas ocasiones, además, le pide a su novio que la llame y habla en voz alta con él, detallándole el sitio o calle por la que va pasando durante la conversación. “Yo casi no salgo porque sigo en teletrabajo, pero la semana anterior salí en taxi a una reunión y estaba tan asustada por todas las noticias, que sentí terror apenas me senté en el asiento del copiloto. Eran las 10:00 y sentía que me iba a pasar algo”.
Estefanía contó que solo en las salidas con amigos o familia, en sus ambientes de confianza, se siente segura. Siente miedo por su hermana, relata, ya que ella sale todos los días de su casa hacia el trabajo y luego a sus entrenamientos de baile. “Es una angustia cuando no contesta”.
Caminar solas o correr
Daniela, otra ecuatoriana consultada, contó que cuando camina sola por las calles de Quito siente mucho miedo. Así que decide correr para llegar lo más rápido a su destino, sin que le pase nada. La mujer dice que, hoy en día, comparte su ubicación hasta para ir al supermercado; y a cualquier hora del día, no solo en la noche.
“Tengo un sentimiento de inseguridad en cualquier lado, que no me pasa hasta que entro a mi casa”, dice Daniela. Además señala que como mujeres no cuenta con la garantía de poder caminar tranquila. “Es parte de la cotidianidad que nos roben, violen y maten. Por eso nos toca buscar formas de estar seguras para que, al menos, se sepa dónde estuvimos si nos llega a pasar algo“.
‘Asalto pero también violación’
Ana también tiene miedo cuando sale. Ella considera que incluso sus amigos hombres lo sienten, pero dice que hay una diferencia: “como mujeres no solo nos roban, sino que nos violan“. Su miedo, dice, no es a perder cosas materiales en un asalto. Teme ser abusada sexualmente.
El miedo no lo ha sentido una o dos veces. Es a diario. Hace pocos días, por ejemplo, visitó a una amiga hasta las 22:00. De regreso a su casa, en bicicleta, Ana cuenta que sintió mucho miedo y entró en una encrucijada, ya que antes de salir no envió su ubicación a nadie. “Iba a detenerme para enviarla, pero tenía miedo y preferí pedalear a toda velocidad”.
Asimismo, cuando es de noche, Ana dice que prefiere ir por la calle casi corriendo y que nunca se pone dos audífonos, sino solo uno para escuchar a su alrededor. “Siempre voy alerta, más aún cuando estoy con mis sobrinos. El otro día nos hicimos tarde con uno de ellos en el parque. Para no hacerle sentir miedo le dije que vamos a jugar a que volvemos a la casa corriendo”.
El mismo día que encontraron los cuerpos de cinco mujeres en México, Ana fue a ver una obra de teatro y al salir fue a comer. Cuenta que en el lugar había dos chicas y dos parejas. Después quedaron solo una de las mujeres y ella, mientras que todas las personas que atendían en el sitio eran hombres. “Me empecé a imaginar cómo nos encerrarían, así que comí a toda velocidad y me fui”.
Stickers de WhatsApp y Telegram se difunden
A los chats de las mujeres ecuatorianas ya ha llegado un paquete de stickers que buscan ser una herramienta rápida para usar en situaciones de peligro. La campaña fue creada en el 2020 por la colectiva boliviana Peripatetic, pero recobró vigencia tras el caso de Debanhi Escobar.
La intención es que las mujeres envíen los stickers como una alerta más rápida que lo que tomaría escribir un mensaje o hacer una llamada. Son de color violeta, al igual que la mayoría de identificativos de la lucha contra la violencia de género. En ellos hay frases como “estoy en peligro”, “llámame”, “conductor sospechoso”, “ven por mí”.