Un tema intocado es la ciencia y los niños. Y no existe una política pública de educación científica. Se piensa que la ciencia y la investigación son oficios de los adultos, y no es así. Se ha demostrado, inclusive, que ciertas escuelas, escenarios naturales de la escolaridad, pueden ser centros de investigación, si se crean las condiciones para que los niños sean protagonistas de un nuevo proyecto: la educación científica.
Iniciativas valiosas
Existen iniciativas para promover la ciencia en los planteles del Ecuador.Las ferias de ciencias y tecnologías patrocinadas por el Ministerio de Educación son ejemplos en esa línea. Los proyectos escolares binacionales (Ecuador-Perú) organizados por la Red Ecuatoriana de Pedagogía; los intentos de crear una “ciencia ciudadana”, en el contexto de una Educación para el Desarrollo Sostenible (FIAS-INABIO); los talleres STEM -Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática- conducidos por FIDAL; los cursos coordinados por la USFQ: Programación para Niños y Tecnologías en las Aulas de Clase, Creatividad e Innovación, así como por las actividades de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCIE), con el apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI); y la revista Aventura Científica, publicada por la Secretaría de Educación del Municipio de Quito.
Se destacan también la creación de plataformas tecnológicas de ciencias para niños, experiencias con juguetes electrónicos, mascotas virtuales, clubes de ciencias y museos de ciencias naturales -como el MIC (Museo Interactivo de Ciencias) y “Yaku”, museo del agua, del Municipio de Quito; del “INABIO” (Instituto Nacional de Biodiversidad); y los planetarios del Instituto Geográfico Militar (IGM) y de la Fundación Mundo Juvenil, en Quito.
Los parques recreacionales y bosques protectores, arqueológicos y ecológicos -como el Rumipamba y otros-, son espacios para visitar y explorar el pasado y defender la naturaleza. La editorial Educatemas ha creado una plataforma con cursos digitales de robótica e inteligencia artificial para maestros.
Los emprendimientos mencionados son meritorios, aunque dispersos, porque no se ha diseñado una política educativa pública sobre educación científica en las aulas.
Alfabetización científica
Es una exitosa aventura pedagógica innovadora realizada en Francia hace algunas décadas, que fue emprendida por tres académicos de esa nacionalidad, con dos propósitos básicos: convertir a los niños en investigadores y a las aulas en laboratorios.
El libro “Los niños y la ciencia: la aventura de la ‘mano en la masa’”, relata el maravilloso proyecto del primer programa escolar de alfabetización científica vigente en Francia desde 1996. (CHARPAK Georges, LÉNA Pierre, QUÉRÉ Yves. «Los niños y la Ciencia. La aventura de la mano en la masa. Ciencia que ladra. Serie Mayor. Editorial Siglo XXI. 1ª Edición. Argentina).
“La buena noticia que el libro predica es que la práctica de la ciencia, tal como la realizamos los científicos en nuestros laboratorios, es la mejor manera de aprender no solo conocimientos sino también valores, actitudes y comportamientos que forman mejores ciudadanos y mejores personas”, resume el prólogo de esta edición. Su contenido es conmovedor, por “las lecciones, citas y sabias enseñanzas para educadores, científicos y padres que señalan la importancia del desarrollo de la curiosidad, la indagación y la experimentación en los niños”.
“Este libro relata en forma elemental y deslumbrante, las motivaciones y los hechos que tuvo el Nobel de Física Georges Charpak al irrigar con su sabiduría el vasto terreno de la educación elemental. Diez años de esta epopeya científica, cultural, humanística, son contados con entera sinceridad y abrumadora sabiduría”.
Escuelas creativas
Platón decía que “la ignorancia absoluta no es el mayor de los males ni el más temible, porque una vasta extensión de conocimientos mal dirigidos es mucho peor”.
A la evaluación del sistema educativo y de la formación de los profesores deben seguir planes de mejora, con el concurso de las todas universidades. Una de las estrategias debe ser la educación científica, que incluya la investigación y la enseñanza-aprendizaje del método científico y sus diversas aplicaciones en las aulas y fuera de ellas. Estudios concluyen que el paradigma “reproduccionista” ha perjudicado a la educación, porque ha optado por la mediocridad por la falta de iniciativas afirmadas en proyectos de investigación asociados a prácticas educativas innovadoras.
Un paso certero sería la convocatoria a una mesa técnica con los docentes para construir una política educativa nacional pública sobre la educación científica en las aulas, y la intervención directa de las Facultades de Ciencias de Educación del país.
Con pensamiento crítico, apertura mental y decisión por parte de cada centro educativo, desde las aulas, el Ecuador puede diseñar un futuro promisorio, de cambio cualitativo, mediante escuelas creativas con la participación activa de todos los docentes, padres de familia, y por supuesto de los niños como protagonistas.