Zack y Zale comparten muchos sueños. Con menos de 25 años, ellos quieren convertirse en exitosos emprendedores en las áreas de ventas y de tatuaje, respectivamente. Pero el acceso a créditos y oportunidades laborales en el Ecuador es uno de los grandes desafíos para estos jóvenes transmasculinos.
En una caótica tarde guayaquileña, ellos nos cuentan cómo es la vida laboral para las personas transmasculinas en pleno siglo XXI. Ellos quieren dar a conocer sus historias para motivar a otros jóvenes en el marco del mes del orgullo Lgbti+.
Zack es el más desenvuelto de ambos. Él forma parte del equipo de comunicación de una organización que apoya a la comunidad trans masculina en Guayaquil. Y es tal vez por esto que él se siente motivado a convertirse en un agente de cambio para la población trans.
Zack empezó hace 6 años aproximadamente su proceso de transición. En este tiempo no sólo ha tenido que costear cada uno de los tratamientos, sino que también se ha enfrentado a un mercado laboral que no es amigable para los transmasculinos. “Sigue habiendo bases de datos antiguas en lo bancos en donde sale mi nombre anterior. Por ejemplo, yo tengo una tarjeta del Banco donde sale mi nombre antes de cambiarme de género”, cuenta Zack entre el asombro y el desconcierto.
Este pequeño detalle en su información bancaria le ha significado problemas al momento de acceder a un crédito para su negocio. Él se dedica a la venta de ropa a través de redes sociales. Un crédito, para él, representa un gran apoyo para sentirse empoderado.
Efectivamente, el gran problema que identifica Zack entre sus compañeros de la comunidad trans es el empoderamiento. Como en su caso, muchos hombres trans en el Ecuador son emprendedores ya que no pueden encontrar un trabajo estable en el mercado laboral. Para Zack, la mejor muestra de esto es que todavía es difícil encontrar a chicos trans trabajando en el sector público de su ciudad.
El reto de ser un emprendedor transmasculino en Ecuador
Zale tiene poco más de 21 años y está empezando su transición. Al ser venezolano, él siente que ha tenido un reto doble en todo este proceso: ser inmigrante y emprendedor transmasculino
Para poder costear sus tratamientos, él se dedica al tatuaje. Esta es una carrera y un empleo que le demandan mucha preparación, especialmente en un mercado muy competitivo para los artistas de esta rama. Es por eso que los pocos ingresos que por ahora recibe por sus tatuajes los utiliza para sus gastos básicos.
Al igual que Zack, Zale reconoce que el mercado laboral para las personas transmasculinas es duro en el Ecuador. “Es complicado porque, a la vez de que no tenemos trabajo, queremos vernos y sentirnos como mejor nos identificamos, y eso cuesta mucho dinero”, dice.
Los exámenes y consultas con endocrinólogos están alrededor de unos 70 a 100 dólares. Las hormonas también tienen costos altos, según el tipo de medicamento. Si a esto se suma la falta de dinero constante, los tratamientos pueden alargarse por varios años, lo cual incide negativamente en su bienestar emocional ya que no llegan a verse como se autoperciben.
Por ahora, Zack y Zale reciben capacitaciones de la Cámara de Comercio Lgbt+. Y si bien este es de una ayuda para conseguir su independencia económica, ellos demandan al Estado que se garantice el acceso a un trabajo digno y con las garantías necesarias para construir un mejor futuro para ellos y las siguientes generaciones de hombres transmasculinos.
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