José Retamales, director del Instituto Antártico chileno, explica que la Antártida es un campo de investigación esencial sobre el cambio climático y su efecto en especies marinas, además de una zona con gran variedad de microorganismos útiles. Foto: EFE.
La Antártida es un campo de investigación esencial sobre el cambio climático y su efecto en especies marinas, además de una zona con gran variedad de microorganismos útiles, explicó José Retamales, director del Instituto Antártico chileno, en visita a China.
El investigador explicó que Chile y Argentina están promoviendo un “área marina protegida” en una zona del Antártico para investigar los efectos del cambio climático en la vida marina, un proceso que lleva ya dos años de negociación y al que se opone el mundo pesquero.
Debido al cambio climático, el sector sudamericano de la zona antártica está aumentando de temperatura, algo que afecta especialmente a ciertas zonas (entre ellas las que Chile busca que sea área protegida) que las especies marinas usan en sus fases de reproducción.
Precisamente -tal como explica Retamales- en “el sector sudamericano de la Antártida es donde se pesca el 100 % del krill“, un tipo minúsculo de crustáceo que se captura en grandes cantidades para extraer aceite Omega 3, pero que también es el alimento básico de las especies del Antártico.
“El krill antártico es la base de la cadena trófica de la Antártida: se trata de la especie marina más abundante del mundo, es la base de la alimentación de la zona, ya que los pingüinos, las ballenas y las focas consumen la mitad de krill antártico del mundo”, explica este químico chileno en la embajada de su país en Pekín.
Las zonas donde el krill se reproduce y pone los huevos están bajo el hielo, para protegerse de los depredadores, pero con el cambio climático se han reducido y, además, el agua de la zona es cada vez más ácida a causa del CO2 acumulado en la atmósfera, cosa que los estudios consideran que podría afectar a las larvas de krill.
“Ahí está el objetivo de la área protegida: tener sitios cerrados donde uno pueda investigar sin la distorsión que genera la pesca”, explica Retamales, que considera esencial pronosticar cómo el cambio climático, la acidificación y la pesca pueden afectar a esta importante especie marina.
Por otro lado, el investigador ha destacado que la área antártica es una zona “con una variedad de microorganismos que no se ven en el resto del mundo”, por lo que es de gran interés en el campo de la investigación y las patentes.
Una de las claves es la existencia de zonas volcánicas antárticas, donde el amplio gradiente de temperaturas (“de 100 grados a menos 15”, explica el científico) permite la vida de gran variedad de microorganismos en un espacio reducido.
Retamales también comenta que el turismo es un “tema central” de la Antártida y considera que es una actividad apropiada -siempre que los buques de pasajeros “respeten las regulaciones”- y que puede ser positiva “para que el mundo entienda” la importancia de esa zona.
El científico destaca que Chile tiene nueve bases en la Antártida, mientras que China por ahora sólo tiene una, pero considera que el país asiático tan solo está “partiendo” en sus investigaciones de esta región y cree que las ampliará con fuerza.
Además, remarca la preocupación por el medioambiente que ha visto en “varios científicos chinos”, un paso más en lo que él considera esencial a nivel global: una comunidad de científicos que ofrezca información de calidad a los líderes mundiales, que son los que tomarán las decisiones ecológicas finales.