Las profesoras de la Unidad Educativa Sagrado Corazón de Jesús enseñan a sus alumnas la filosofía de las hermanas Bethlemitas. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Las visitas a hogares de ancianos, guarderías, recolección de víveres y retiros espirituales son algunas de las actividades extracurriculares que se realizan en los establecimientos de educación católica. A pesar de que no están incluidas dentro de la malla curricular general de la educación ordinaria son permitidas en el país por el Ministerio de Educación.
Fabricio Alaña, delegado del Padre Provincial para el sector educativo de los jesuitas, señala que los colegios católicos aparte de aceptar las normativas del Ministerio brindan un plus a los estudiantes durante la jornada estudiantil, ya que se proponen clases relacionadas con la humanidad y la ciencia. Por ejemplo, el Colegio Javier de Guayaquil tiene jornadas catequéticas de seis horas intensivas para la secundaria. Mientras que en la primaria los niños reciben tres horas de clases normales a la semana.
La Confederación Ecuatoriana de Establecimientos de Educación Católica (Confedec) señala que en el país hay 1 413 establecimientos de educación católica, en sus niveles: inicial, básico y bachillerato, e institutos de educación superior.
Con 21 500 docentes y una población estudiantil que bordea los 500 000 aproximadamente. A escala nacional, el Ministerio de Educación registra 22 046 instituciones particulares laicas, católicas, fiscales y municipales.
Para el padre Álvaro Chamorro, vicario de Educación de la Arquidiócesis de Quito, la educación católica parte del hecho de que los estudiantes no llegan a adquirir conocimientos sino a desarrollar sus capacidades.
Este tipo de enseñanza está comprometido con la labor de la Iglesia, la comunidad en general y la defensa de los derechos humanos.
Octavio Paredes decidió inscribir a sus dos hijas en una institución católica ya que les enseñan valores. Además, considera importante que la institución tenga una triada al momento de educar ya que intervienen los profesores, estudiantes y padres de familia.
“Ser más para servir mejor”, es la frase con la que los estudiantes del Gonzaga de Quito se identifican. Para ellos esto se configura como una filosofía de vida que les ayuda prepararse intelectualmente para poder ayudar en la sociedad.
Desde que ingresan a octavo año de educación general básica, los estudiantes de los colegios de la Compañía de Jesús se preparan para participar de la consagración a la Virgen Dolorosa. Johnny Cedeño, director de pastoral, indica que durante este acto religioso representado en una misa, las madres entregan a sus hijos a la Dolorosa. Esto significa para los estudiantes jesuitas que la Virgen será la que guíe su camino durante su vida juvenil.
Precisamente el papa Francisco, al ser de la Congregación de los Jesuitas, pidió que durante su vista a Quito se realice un encuentro con el cuadro de la Dolorosa en el que sucedió el milagro de 1906.
Para estos colegios la figura de la Virgen representa el camino que lleva a Jesús. Por ello en las aulas, oficinas, capillas y salones está esa imagen.
El padre Gustavo Calderón, asistente de formación para los jesuitas, explica que con el paso del tiempo los establecimientos educativos católicos siguen teniendo una acogida en la sociedad. A pesar de que las personas no sean católicas -dice- optan por este tipo de educación, pues les enseña a los jóvenes valores para que puedan enfrentarse a la vida después del bachillerato.
Sor Inés Fustillos, rectora de la Unidad Educativa Sagrado Corazón de Jesús de las hermanas Bethlemitas en Quito, explica que la educación al estar ligada a la misión de la Iglesia permite la inclusión. Por ello no se niega el ingreso a los estudiantes de otras religiones a este tipo de instituciones. Incluso la fe de bautismo ya no es requisito para las matrículas.
De acuerdo con las primeras estadísticas oficiales sobre filiación religiosa en el Ecuador realizada en agosto de 2012 por el del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 8 de cada 10 ecuatorianos dicen tener una filiación religiosa católica. El estudio fue aplicado en Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala y Ambato.
Paulina Dueñas, docente de la Facultad de Educación de la Universidad de las Américas (UDLA), indica que la educación inspirada en principios y valores humanos no necesariamente es la católica, ya que otras religiones también pueden aportar a la formación de los jóvenes en esta dimensión.
En el año lectivo 2014-2015, el Ministerio de Educación registró 639 instituciones de educación escolarizada ordinaria particulares religiosas. La estadística incluye solo colegios. Guayas es la provincia con más centros (187). Pastaza tiene apenas un establecimiento.as actividades extracurriculares permiten que los jóvenes tengan experiencias con la comunidad.
Por ejemplo, en la Unidad Educativa Sagrado Corazón de Jesús las estudiantes realizan jornadas de solidaridad, a través de la recolección de víveres y visitan asilos.
Con el anuncio de la llegada de Francisco a Ecuador en julio de este año, los planteles educativos se están preparando a pesar de que la visita coincide con la finalización del año escolar. Por ejemplo, en los colegios jesuitas internamente se promociona la figura del Papa y su pensamiento hacia los jóvenes.
El padre Alaña indica que en el Colegio Javier en Guayaquil se realizarán conferencias sobre los dos años del Pontificado de Francisco. Esta actividad está dirigida a las universidades.
Mientras que las 24 instituciones educativas de la Curia de Quito realizarán un encuentro en el Santuario de El Quinche, el próximo 12 de junio.