No estar expuestos es inevitable. La inmediatez de las redes sociales ha inundado los teléfonos y otros dispositivos con videos de balaceras, noticias de crímenes e imágenes de autos destrozados por explosivos.
La escalada de violencia social que ha vivido el Ecuador a lo largo de esta semana ha generado ansiedad en los adultos. Y esta es una sensación que se puede transmitir fácilmente a los más pequeños de casa, con graves efectos.
Por eso los especialistas aconsejan dialogar con los chicos sobre lo que sucede alrededor, aunque de manera dosificada y según cada edad.
“Hay que explicarles lo que ocurre y la importancia de la seguridad como familia. Hay que hablarles en su lenguaje, sin mostrarles videos ni imágenes fuertes”, dice la psicóloga clínica Alejandra Vallejo, docente de la Universidad Casa Grande (Guayaquil).
Antes de conversar con ellos, todos deben estar en calma y elegir las palabras adecuadas según la etapa de desarrollo del niño. Es probable que los más pequeños no entiendan la situación, pero sí percibirán que hay cambios repentinos en su rutina cotidiana, como salir menos de casa o el regreso de las clases virtuales.
Para atenuar ese impacto, la especialista en Orientación Educativa Familiar recomienda idear actividades recreativas en el hogar. El objetivo es crear un espacio de contención y apoyo, que sea seguro y acogedor para el menor.
Escuchar y ver son otros dos consejos. La psicóloga clínica Lorena Cuadrado, directora del Departamento de Orientación de la Universidad Espíritu Santo (UEES), pide preguntar a los chicos qué sienten y qué han visto para determinar el tipo de ayuda que necesitan para su caso.
Además, hay que observar su comportamiento. De esta manera podrá detectar señales que alerten, tempranamente, sobre algún tipo de impacto emocional debido a la exposición a situaciones de la violencia social.
El otro elemento clave es la educación en valores. Esta debe empezar en casa y fortalecerse en la escuela y la comunidad.
“El respeto hacia los otros, el valor de la vida y la tolerancia aportan a una mejor convivencia en la familia y en el entorno donde nos desarrollamos como sociedad -dice la especialista en Terapia Familiar-. Lo que está ocurriendo es justamente por la falta de formación en estos valores”.
Cuidado al hablar
¿Cómo reacciona ante información sobre un hecho violento? Analice lo que dice delante de los chicos. Seguramente ha recibido imágenes impactantes de las que no debe hablar con los niños, tras verificar su autenticidad. No oculte el tema; dialogue con los chicos usando términos sencillos, según la edad.
Escúchelos
Converse con sus hijos, con calma. Pregúnteles qué piensan, qué han escuchado, qué han visto en las redes y otros medios sobre hechos de violencia. Al dialogar podrá descubrir si sienten miedo, están preocupados o experimentan incertidumbre. Con ese diagnóstico podrá explicarles lo que pasa.
Atención a las alertas
El entorno de violencia puede generar cambios de comportamiento. Problemas de sueño, trastornos alimenticios, angustia o desesperación, ansiedad o aislamiento súbito son manifestaciones que pueden estar asociadas al clima de violencia. Refuerce el acompañamiento y busque ayuda.
Cambio de rutinas
Menos salidas de casa y clases virtuales son la nueva rutina. El retorno repentino a las medidas que se aplicó en la pandemia puede afectar a los chicos. Las especialistas aconsejan explicarles que será temporal, por precaución y seguridad. Acompañe al menor en actividades lúdicas.
Cuide lo que ven
Si sus hijos tienen acceso a equipos electrónicos, es recomendable aplicar ciertos bloqueos o filtrar la información que reciben por redes sociales. Hable con ellos para diferenciar la realidad de la virtualidad. La violencia es un tema recurrente en videojuegos y se corre el riesgo de normalizarla.
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