El presidente del Consejo Estudiantil del Colegio Montúfar, Gonzalo Criollo, publicó una carta abierta al Ministro de Educación, en la que manifiesta su inconformidad a la sanción por las protestas estudiantiles. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Todavía sin conocer a ciencia cierta su futuro, Gonzalo Criollo no se conforma y busca quedarse en el Colegio Montúfar. El dirigente estudiantil fue notificado con la reubicación del plantel tras las protestas del 15 y 16 de febrero del 2016.
Sin embargo, con una carta abierta dirigida al ministro de Educación, Augusto Espinosa, dejó ver su malestar por dicha sanción y por la forma como se está manejando el sistema educativo en el país.
En la misiva el estudiante de tercero de bachillerato dice “que la reubicación no es la solución a este tipo de inconvenientes, pues no hay mejor ruta que el diálogo y sabiendo que quienes verdaderamente generaron la violencia aún siguen libres, manifiesto que es tiempo de erradicar el problema principal que generó todo este infortunio: las falencias de nuestro sistema educativo”.
El alumno sigue expectante a la notificación del nuevo colegio al que debe ir. Al igual que otro siete jóvenes que tienen la misma sanción y otros cuatro que aún no han sido notificados. Pero, ellos no se resignarán y apelarán esta sanción.
Criollo, incluso, contempla la opción de cambiarse a un colegio particular.
Este lunes, 28 de marzo del 2016, los alumnos y sus representantes se acercaron al Colegio en busca de información. A las 10:00, se reunirán con las autoridades del Consejo Metropolitano de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia (Compina) para determinar si se han vulnerado los derechos de los alumnos.
A continuación la carta completa publicada en el perfil de Facebook de Gonzalo Criollo:
Señor Ministro,
¿Se siente feliz? ¿Ya no bota micrófonos o golpea mesas?
Es justo que la voz de las y los estudiantes sea escuchada para decir que, en cambio, nosotras y nosotros no estamos felices; es justo decir que no nos sentimos bien en aulas que todavía reproducen un sistema en el que debemos aplastar a nuestros semejantes para progresar, en vez de hacerlo en conjunto; es justo reclamar porque a las y los estudiantes se nos quiso usar como una simple herramienta desde determinados sectores politiqueros (y no nos dejamos) debido a que la resolución de conflictos por parte del Ministerio de Educación fue errónea; es justo manifestar que las cosas no se han manejado de la mejor manera en el sistema educativo ecuatoriano y ese ha sido un gran obstáculo al momento de querer marcar un verdadero proceso progresista desde la perspectiva juvenil en nuestro país.
Aunque se han buscado distintas formas de callarme, preciso manifestar –como buen ecuatoriano, como buen latinoamericano– que jamás lo haré, jamás me callaré.
Comprendo que el logro de un nuevo orden social depende fundamentalmente de la educación, una educación más humana que mantenga como factor principal al estudiante; por eso me mantengo firme y rechazo las decisiones y maneras totalmente injustas que se tomaron contra mi persona y mis compañeros por parte del Ministerio de Educación para resolver conflictos que se podían evitar.
Comprendiendo que la reubicación no es la solución a este tipo de inconvenientes, pues no hay mejor ruta que el diálogo, y sabiendo que quienes verdaderamente generaron la violencia aún siguen libres, manifiesto que es tiempo de erradicar el problema principal que generó todo este infortunio: las falencias de nuestro sistema educativo, alimentadas por la poca apertura al diálogo y nula predisposición para la búsqueda de soluciones.
Como estudiantes ecuatorianos, creemos que es tiempo de hacer un cambio, una verdadera Revolución Educativa. Tenemos las condiciones y hay que aprovecharlas.
Por eso, y lo manifiesto como un estudiante que día a día vive la realidad de las aulas ecuatorianas, debemos hacer un análisis al sistema educativo ecuatoriano –a su proyección para la sociedad, principalmente–; es tiempo de disputar los procesos pedagógicos y canalizarlos hacia la garantía de una sociedad mucho más justa, en donde ya no se eduque para ganar dinero, en la que se forme seres humanos, no máquinas de trabajo.
Como estudiantes, sabemos que ya no queremos que un cuaderno sea un cúmulo de hojas que se pudren en un armario; ya no queremos que la visión que la sociedad tenga de nosotras y nosotros dependa de las notas que sacamos.
Queremos que la educación nos libere y nos ayude a caminar como semejantes, sin dar un paso atrás, todas y todos por igual.
Educación por pasión, mas no por obligación.
No es sano para un proceso que su juventud mantenga malestar.
Por eso, compañeras y compañeros, estudiantes del Ecuador, este es un llamado a la búsqueda del cambio en las aulas, este es un llamado para comprender que nuestra mejor arma son los lápices, este es un llamado para que el Ministerio de Educación reaccione antes sus falencias. Este es un llamado, señor Ministro, para comprender que la resolución de conflictos no es la directa e irresponsable sanción.
“Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino”. Julio Cortázar
Vida y prosperidad en conjunto, compas.
Gonzalo Criollo
Presidente del Colegio Juan Pío Montúfar y estudiante del Ecuador