Cerca de 100 pangas salieron al mar para acompañar a la imagen de San Pedro, en Playas. Cada una llevaba hasta cinco personas, entre adultos y niños. Foto: Wladimir Torres/EL COMERCIO
La banda musical Franklin Alexander alegró el ambiente para el inicio de la fiesta de San Pedro, en General Villamil Playas. El conjunto, conformado por seis personas, empezó a tocar a las 09:00, en las afueras de la iglesia Virgen de La Merced, en el centro de la ciudad, donde reposa la imagen religiosa.
San Pedro es el patrono de los pescadores, por eso este sector productivo le rinde tributo cada año. Con esta celebración se agradece al santo por la producción del año, también sirve para pedir por la salud de los fieles.
Esta vez, tras las afectaciones del terremoto del 16 de abril, tres poblaciones realizaron el festejo, General Villamil fue una de ellas.
La imagen de este cantón, hecha de yeso, es adornada en el interior de la iglesia, por los devotos. Un arco de globos y arreglos florales decoraban el altar. Ocho pescadores cargaron al santo y lo sacaron de la iglesia, para iniciar la procesión.
Cerca de 100 personas, entre pescadores y familiares, caminaron con la imagen por las calles de la soleada ciudad que, el miércoles 29 de junio de 2016, registró 30 grados centígrados de temperatura.
Ellos salieron desde la avenida 15 de Agosto, pasaron por las calles Paquisha, Sixto Chang, 3 de Agosto y salieron por la vía a Engabao. El trayecto comprendió desde el centro hasta el norte de Playas.
Durante la procesión, los católicos mostraban su respeto. Se persignaban, entregaban ofrendas y gritaban: “¡Viva San Pedro!”. Delante de la marcha iban Carlos Jordán y Félix Lindao, encargados de encender los fuegos artificiales.
Darwin Ronquillo, catequista voluntario, contó que la tradición se está perdiendo porque algunos pescadores dejaron el catolicismo para sumarse a religiones como la evangélica y mormona.
“La novena de este año solo duró cuatro días, porque algunos compañeros se negaron a seguir la tradición”, contó Ronquillo, mientras recogía las monedas que le entregaban, como ofrenda, los curiosos que observaban la procesión.
Cada persona en la procesión, o en las calles, tenía una historia para compartir. María Rosa Fernández, desde su silla de ruedas y sin poder hablar, se mostró emocionada por el paso de la imagen cerca de su domicilio, construido con paredes de caña sobre piso de tierra.
La anciana de 85 años vive en el barrio Balcón del Pacífico, en el norte de Playas. El año pasado sufrió un derrame cerebral y desde entonces no puede ir a la iglesia. Su nuera, Clara Lara, es quien contó la historia de la mujer, que con lágrimas en sus ojos aplaudía a quienes marchaban con el Santo.
La caminata terminó en la sede de Asociación de Comerciantes de Mariscos Antonio Hanna, cerca del rompeolas, a las 11:00. Allí se sumaron más personas y el párroco Mario Pazmiño ofició una misa, en la que también bendijo a las cerca de 200 pangas que estaban varadas en el sector.
Con la bendición, se inició la procesión acuática. Cerca de 100 pangas salieron aproximadamente una milla mar adentro, la imagen fue embarcada en una lancha a la que también se subieron representantes del Municipio y de la curia.
El Santo estuvo en el agua cerca de una hora, pese a que el mar estaba picado. Luis Tomalá, pescador, contó que el aguaje llevaba 15 días.
Cuando la imagen llegó a la orilla, un grupo de pescadores organizó carreras de botes, mientras que otros armaban canchas de fútbol en la arena cerca de la playa. La fiesta finalizó en la noche, con la quema de un castillo pirotécnico.