Los animales fueron trasladados al espacio de cuarentena del zoológico y del acuario. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Evacuar a 370 animales en menos de una hora no es una tarea fácil, más aún si entre estos se encuentran osos, monos y hasta cóndores. Pero la desesperación por evitar el avance del fuego motivó a veterinarios y a la población de Baños a lograr el objetivo. Aunque todas las especies del zoológico de San Martín fueron puestas a salvo, ahora se enfocan en evitar las secuelas psicológicas que puede causar el evento.
Orlando Vega, propietario del zoológico, cuenta que apenas vieron el humo, empezaron a llamar a todas las unidades de emergencia. Su temor era que el fuego se propagara rápidamente y llegara donde los osos, que eran los que se encontraban más cerca de la zona de riesgo. En ese momento se activó el plan de contingencia de este centro.
La combinación de la ceniza, el humo, el ruido y la presencia de una gran cantidad de extraños es una situación a la que los animales no están acostumbrados. Estos factores, sumados al hecho de tener que pasar de un recinto grande a una jaula, generan estrés en los animales, explica Diego Medina, director del Departamento Médico de la Fundación Big Mammals Conservation.
Los animales fueron trasladados en jaulas. Foto: Cortesía zoológico de Baños
A pesar de que algunos de estos animales nacieron en cautiverio, tienen memoria genética y pueden reconocer al fuego como una amenaza, dice el veterinario. Además, la manipulación por parte de los humanos genera otra tensión más para los ejemplares porque no están acostumbrados a este contacto.
Medina fue uno de los especialistas que acudió al zoológico de Baños para ayudar durante el rescate y colaboró también una vez que pasó la emergencia. Algunas de sus actividades incluyeron limpiar las fosas nasales de los cóndores para remover la ceniza, hidratar a los animales con suero oral y limpiar los recintos. Ahora hay que estar pendientes en el proceso de recuperación psicológica de estos animales, dice, porque las señales pueden ir presentándose en los próximos días.
Yadira Vega, estudiante de veterinaria de la Universidad San Francisco de Quito e hija de los dueños del zoológico, explica que tienen personal especializado para reducir los efectos negativos. Para disminuir el estrés generado por la manipulación y el ruido en el momento de la emergencia, Vega cuenta que se forraron las jaulas con cartones. De esta forma se buscaba evitar el contacto visual con humanos u otros animales y que se alteraran por la cantidad de personas que entraban a la zona de cuarentena. Mientras estuvieron tapados, se mantuvieron tranquilos.
Después, el tiempo que duró el traslado nuevamente hacia los exhibidores fue muy rápido, dice. El proceso fue realizado por los trabajadores del lugar y veterinarios, entonces el estrés que se generó fue mínimo. Ahora que ya se encuentran en sus recintos, se ha evidenciado su mejoría. A una semana del evento, los animales ya no hacen sonidos extraños y permiten al personal ingresar para que los hidraten directamente con suero oral. Los osos son los únicos que todavía no regresan a su exhibidor, ya que al haber sido sedados, están esperando a que el fármaco salga de su organismo.
En horas de la mañana y de la tarde también se están haciendo chequeos constantes y lavados de ojos, especialmente a las tortugas, para evitar las infecciones oculares por la ceniza. Esta es la primera vez que se enfrentan a un evento como este. Tener un plan de contingencia, las jaulas suficientes y el espacio para el traslado les permitió que ningún animal muriera, dice Vega.
Este evento dejó enseñanzas para otros centros del país. Ernesto Arbeláez, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Zoológicos y Acuarios (AEZA), explica que un incendio cerca de uno de estos sitios representa un peligro grave para el patrimonio natural del país, ya que allí habitan animales rescatados y amenazados de extinción. Afortunadamente, con la cooperación y coordinación de varias instituciones no se generaron daños a la fauna. “Sería una pérdida muy grande”, dice, porque este es un sitio que, como los otros de AEZA, se enfoca en acciones de protección, educación y sensibilización sobre fauna silvestre.