El nuevo patrimonio forestal de Cuenca fue valorado mediante un concurso. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
La capital azuaya cuenta con 21 nuevos árboles patrimoniales y en total suman 47 especies protegidas. En esta lista sobresalen especies nativas, ornamentales, industriales y frutales ubicados en espacios públicos y propiedades privadas.
El nuevo patrimonio forestal fue valorado mediante un concurso público convocado por la Comisión de Gestión Ambiental del Municipio de Cuenca, en el que postularon 35 árboles. Allí, sobresalen aliso, olivo, capulí, álamos, sauce, arrayán, palo borracho, pajarito y podocarpus.
Por ejemplo, alrededor del parque Calderón –entre las calles Sucre y Benigno Malo- hay cinco árboles patrimoniales de guavisay, romerillo y palma nacional. Muy cerca, en el parque de la UNE hay un álamo patrimonial y en el Paseo Tres de Noviembre a orillas del río Tomebamba un aliso.
Los árboles mejor valorados son los que tienen mayor edad, que establecida mediante una revisión técnica. No se consideraron las especies ubicadas dentro del parque Calderón, en el Centro Histórico, porque por su ubicación necesitan un cuidado riguroso y permanente.
Según Catalina Albán, directora de Gestión Ambiental, el objetivo de esta nominación es resaltar el patrimonio natural que tiene la ciudad y generar una fuerte responsabilidad entre las instituciones públicas y la ciudadanía para promover su cuidado, conservación y mantenimiento.
Para esta nominación, el jurado calificador realizó una revisión total de las especies considerando parámetros como la ubicación, procedencia, edad, tamaño, ecología, paisajismo, amenazas a las que están expuestos, rareza, representatividad y su estado sanitario.
Los árboles no pueden ser talados ni dañados. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
El jurado estuvo compuesto por técnicos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Cuenca, dirección de Áreas Patrimoniales, concejales, representantes de la Empresa Municipal de Aseo, de la Comisión de Gestión Ambiental, entre otras instituciones.
De aquí hay dos tareas pendientes que deben cumplirse en este 2016. La primera es colocar una placa o distintivo en cada árbol patrimonial para que la ciudadanía los identifique con facilidad y contribuya en su cuidado. Hay una normativa municipal que prohíbe su tala o destrucción.
La segunda es que, la Empresa de Aseo deberá cuidar y darle mantenimiento a los árboles que están en los espacios públicos y asesoría a los dueños de las especies que están dentro de propiedades privadas, para que se mantengan en buena salud, frondosos y libres de plagas.
A más de dar belleza al entorno, los árboles son los pulmones de la ciudad, dijo Carlos Rodríguez, técnico ambientalista de la Comisión de Gestión Ambiental. Esta institución sigue buscando especies con características importantes para aumentar el patrimonio natural-forestal.