Los obreros aceleran la construcción de aulas provisionales en Pedernales, una de las zonas más afectadas durante el terremoto del pasado 16 de abril. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
El salón donde hasta el año pasado estudió Ramón desapareció. El devastador terremoto del 16 de abril arruinó al menos cuatro aulas de la escuela Aurora Giler de Robles, levantada muy cerca del mar de Pedernales, el epicentro.
El pasado viernes, el pequeño de 12 años, ojeaba un cuaderno que halló entre los restos de paredes y vidrios. “Es de inglés”, contaba mientras pasaba cada hoja. Como él, otros niños del barrio han entrado a la escuela en estos días solo para jugar en los columpios y toboganes que no se destruyeron, sorteando los escombros como si fuese una competencia extrema. Lo hacían mientras un grupo de obreros se esforzaba por reparar las otras cuatro clases que quedaron en pie, con las paredes cuarteadas.
Desde este lunes 4 de julio del 2016, los niños de las zonas más afectadas por el sismo retomarán sus actividades normales. Ramón está ansioso porque comenzará el noveno año de básica.
En total, 20 942 niños de los cantones Portoviejo, Manta, Pedernales y Bahía de Caráquez regresarán a las aulas. Se tiene previsto que el presidente Rafael Correa participe en un acto de inauguración en la Unidad Educativa Provisional de Jama.
Solo en Pedernales, 10 471 escolares volverán a recibir clases. La semana pasada, enormes camiones entraban continuamente a este cantón manabita con paneles prefabricados para levantar planteles provisionales y cientos de bancas para los estudiantes.
Decenas de trabajadores se apresuraban para terminar algunos campamentos escolares. El rápido montaje de las aulas contrastaba con los terrenos vacíos del centro del cantón, donde funcionaban varias escuelas fiscales. De algunas apenas quedan unas cuantas paredes con infantiles dibujos que las identifican.
María Zambrano vive en el sector Divino Niño, donde la maquinaria pesada movía rápidamente las piezas y los trabajadores se apresuraban para culminar un colegio provisional. Ahí estudiarán sus dos hijos. “Estaban tristes por su escuela fue demolida; ya no servía. Ahora están emocionados por entrar a clases”.
En cambio Kevin y Marlon ya recibían clases desde hace algunas semanas en la escuela Fausto Molina. “Solo quedaron dos aulas -dice el niño, de 9 años-. Ahora nos están tomando pruebas de diagnóstico de Matemática y Dictado para ver cómo estamos”.
Ellos, al igual que otros niños en Pedernales, acuden a clases con la ropa que les donaron o la poca que lograron recuperar. También recibieron ayuda con la entrega de útiles escolares.
Ayer, durante el enlace sabatino desde Esmeraldas, el vicepresidente Jorge Glas informó que el Estado invierte más de USD 50 millones en la reconstrucción de los centros educativos afectados. Por el terremoto, 875 planteles resultaron muy dañados y 88 fueron destruidos por completo.
Parte de esa reconstrucción implica la construcción de Unidades Educativas Provisionales. En total, 26 se levantaron en Manabí y Esmeraldas, las provincias más afectadas por el sismo de 7,8 grados.
El pasado jueves, el ministro de Educación, Augusto Espinosa, recorrió la Unidad Educativa Provisional Magaly Masson de Valle, ubicada en el cantón Chone. Esta cuenta con 30 aulas más laboratorios, cancha de uso múltiple, juegos infantiles y oficinas. Las unidades temporales tienen capacidad para 2 280 alumnos y funcionarán en doble jornada.