La pasión por las plantas llevó a María Claudia Segovia a estudiar Biología en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, luego estudió una maestría y un doctorado en Evolución y Genética. Actualmente, es docente y es parte del departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe).
“Esta carrera me ha dado muchas opciones, he podido vivir fuera del país, viajar con mis hijos y mi esposo, para estudiar mi PhD en Estados Unidos. Me ha dado la oportunidad de conocer y trabajar con personas de otros países”, dice.
Mega proyecto
La científica de 49 años actualmente trabaja en un proyecto junto a otros profesionales de Alemania. La Espe ganó una convocatoria del Gobierno alemán para generar una base de datos de información genética para el Ecuador.
“Este es un proyecto grande, con cinco subproyectos. Uno de esos está a mi cargo en la Universidad de las Fuerzas Armadas, que es la creación de un banco de semillas andinas. La idea es tener una base de datos completa de información genética de nuestras especies”.
Además, dice que la creación de un código de barras genético permitirá detectar el tráfico ilegal de especies e identificar otras nuevas. “En nuestro país megadiverso hay especies que aún no sabemos qué son y esto nos puede ayudar”.
Segovia trabaja con 3 000 especies de plantas andinas, palma amazónica, escarabajos que polinizan palmas, arañas y microorganismos. En el proyecto participan ocho universidades: cuatro ecuatorianas y cuatro de Alemania.
Más proyectos
Ella también es parte de otro proyecto con profesionales de Bolivia y Bélgica; se enfoca en los bosques de polylepis. “Por 15 años he estudiado estos bosques andinos, que crecen en los páramos. Ahora trabajamos aspectos ecológicos, genéticos de estas especies y sus efectos con el cambio climático”.
Para Segovia se pueden lograr oportunidades de avanzar en cualquier sitio. “Las carreras STEM son las del futuro; necesitamos muchos más biólogos, ecólogos, botánicos, zoólogos y más, especialmente en países como el nuestro, que es megadiverso. Necesitamos más científicos en Ecuador”.
Poca oferta académica
Para Juan Ricardo Mayorga Zambrano, la matemática es una pasión. Se nota en la sonrisa que se dibuja en su rostro al hablar de su carrera y su experiencia profesional con ella.
El académico de 45 años es profesor de la Universidad Yachay Tech, en Urcuquí, Imbabura. Cuenta que descubrió su amor y habilidad con los números en la Escuela Politécnica Nacional, en la cual optó por la carrera de Matemática; su objetivo inicial era seguir Ingeniería Electrónica. “Con mi profesión vivo contento, me pagan por hacer lo que me gusta, no hay mejor cosa”, dice.
Los matemáticos en el Ecuador son muy pocos. Según los cálculos de Mayorga, no llegan a 1 000 profesionales en esta ciencia. El 98% de ellos se dedica a la academia, solo el 2% trabaja en áreas industriales y banca. En países del primer mundo, hoy en día son buscados “gracias a su capacidad de raciocinio y toma de decisiones. Ahora, una buena cantidad de matemáticos se dedica, en industrias y empresas, al análisis de datos y big data para estudio de consumidores, por ejemplo”, afirma.
Una razón para que haya un número reducido de profesionales en esta rama es la poca oferta académica en Ecuador. Solo seis universidades del país ofrecen la carrera de Matemática y todas están en la Sierra Centro y Norte. Se espera que universidades de Cuenca y Ambato ofrezcan esta opción.
Según Mayorga, sí hay interés entre los jóvenes del país por la matemática. Según un análisis de la Escuela Politécnica Nacional y Yachay Tech, solo hay cupo para uno de cada 10 estudiantes que postula a esta carrera. Por ello, es importante que haya mayor oferta académica.
A criterio de Mayorga, para que haya más profesionales en esta rama también se debe mejorar la matemática en el bachillerato ecuatoriano. “Hace 35 años la matemática era mejor de lo que es de ahora. En el famoso tercer curso, que viene siendo el 10º año de educación básica, se tenía que aprender factoreo, si no se aprendía tocaba repetir el año escolar”, recuerda. Según él, argumentos coherentes y lógicos son claves.