Las personas que marcharon en la Marcha por el Orgullo Gay reivindicaron su orientación bisexual. Foto: EFE
“¡Yo soy bisexual, bisexual, bisexual!”, es el cántico que resonó en las calles de Madrid durante la manifestación del Orgullo Gay en la capital española, donde cada vez más jóvenes asumen que se sienten atraídos por personas de ambos sexos.
“No es porque me gustan los dos que soy viciosa”, contó María, una española de 22 años mientras besa a su pareja, Elena otra joven de 21, en una plaza del barrio de Chueca, tradicional barrio gay del centro, inmortalizado por el cineasta Pedro Almodóvar.
Para María, hay una cosa que está clara, no se siente lesbiana, sino bisexual. “He tenido más novios que chicas, pero para mí es lo mismo: me enamoro de la persona”, afirmó la joven, una camarera que ahora está desempleada.
Su pareja Elena, que todavía está estudiando, también comparte esta visión, a ella también le atraen los dos.
Las dos jóvenes, que prefieren no dar sus apellidos, participaron esta semana por primera vez en la manifestación del Orgullo Gay, una movilización que termina el domingo.
Esta fiesta ha adquirido una fama mundial, tras convertirse en una multitudinaria manifestación muy festiva, donde abunda el alcohol para calmar la sed, en una ciudad donde en el mes de julio las temperaturas rozan la canícula.
Cada año, cerca de un millón y medio de personas llenan las calles, tanto heterosexuales, como homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgéneros.
Pero la novedad de este año, una pancarta en la cabeza de la manifestación que pide que 2016 sea el año en el que se visibilice la bisexualidad.
“Bisexuales. ¡Creo que todos lo somos!”, afirmó Odín, de 38 años. Vestido solo con un calzoncillo ajustado y unas botas y con la cara cubierta por una máscara de plumas. Prefiere no ser identificado y se considera una “ exhetero, que luego se hizo homosexual”.
¡Basta ya de monosexismo!
Una de las manifestantes más reivindicativas Sara López agita una pancarta con el mensaje “bisexuales, viciosas y orgullosas. No es que la bisexualidad sea una moda, hoy la gente se descubre más a si misma”, explicó la joven, una profesora de inglés de 23 años.
“No hay apoyo de parte de la familia, que es muy a menudo conservadora pero tampoco por los amigos que dicen: o eres lo uno o eres lo otro”, contó.
En España, una país de mayoría católica, donde hasta 1979 la homosexualidad estaba penada por la ley, es ahora uno de los países más tolerantes. En 2004 se convirtió en el tercer país europeo en legalizar el matrimonio homosexual, después de Holanda y Bélgica.
“Hubo una apertura grandísima los últimos 15 años, con la aprobación del matrimonio gay y la normalización (…) No conozco a muchos gays casados la verdad, solo he estado en una boda gay”, contó Javier Barrera, un empleado de banco de 38 años.
Javier no reveló su homosexualidad a su entorno hasta que tenía más de 25 años, pero constata que hoy, los jóvenes aceptan más su orientación sexual.
Cristina Yáñez, una estudiante de diseño de 22 años, exhibe sin complejos una pancarta que reza “100% bisexual. Hasta que salí de mi pueblo de la región de Toledo, no había visto otra cosa que la heterosexualidad. Desde hace seis años, incluso antes de tener mi primer novio, sabía que me gustaban los chicos y las chicas”, dijo.
El manifiesto difundido reivindica que “Hablar de bisexualidad es hablar de la capacidad de sentir atracción sexual, emocional y/o romántica por personas de más de un sexo y/o género, no necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera o con la misma intensidad”.
“¡Basta ya del monopolio del monosexismo!”, es la reivindicación final.