Un audio en el que se escucha a la estudiante que denunció haber sido violada por el conductor de su transporte escolar se ha difundido. Durante más de 38 minutos se escucha el trayecto hacia una institución educativa fiscal de Quito, mientras la alumna pide que le crean lo que vivió. Familiares y abogados piden no exponer la voz de la adolescente.
La madre de la víctima dijo el 28 de abril de 2022 a este Diario que no se esperaban la manera en la que se ha difundido el audio, de una forma irresponsable. Pidió respeto hacia el dolor que atraviesan como familia.
El abogado de la víctima, Guillermo Lara, dijo que más que una cuestión legal es un asunto ético, sobre todo en el manejo que le han dado los medios de comunicación. Explicó que el audio no corresponde a una prueba que se encuentre judicializada, sin embargo, también pidió probidad.
“Si bien podían difundir porque no es una prueba judicializada ni que guarda relación directa con la materialidad de la infracción, debieron haberlo hecho con técnicas usuales en los medios de comunicación como la distorsión de la voz“, manifestó.
Lara indica que la grabación corresponde a un momento posdelito. Es decir, que no demuestra el momento de la violación, pero sí la inoperancia e irresponsabilidad administrativa, en este caso, por parte de las autoridades de la institución educativa que actuó con negligencia.
Derechos vulnerados
Para la directora de Rescate Escolar y defensora de los derechos de la niñez y la adolescencia, Sybel Martínez, no se está pensando en la víctima sino en el raiting que puede generar el uso del audio. “No podemos olvidar que esta adolescente mañana va a continuar con su proyecto de vida y no será nada favorable para ella escuchar su voz en una noticia”.
Además recuerda que los niños y adolescentes tienen derecho a la libertad personal, a la dignidad, a que se respete su reputación, su honor, su imagen y su buen nombre. El Código de la Niñez, dice Martínez, prohíbe la publicación o exhibición de grabaciones que permitan la identificación de un niño, niña o adolescente que ha sido víctima de violencia sexual.
Si es que a través de este audio se puede identificar a la adolescente (su voz) se debería evitar compartirlo y hacerlo explícito, dice la abogada. Así, señala que se piensa en el derecho a su protección integral, tanto física como psicológica. “Cualquier persona, al escuchar un audio de este estilo siente dolor e indignación. No se diga si esa persona es quien vivió y sufrió estos acontecimientos”.