En los sitios cercanos a áreas pobladas, los animales realizan hasta un 90% de sus actividades durante la oscuridad. Foto: AFP
Las actividades humanas están obligando a los animales a modificar sus hábitos. Osos, leopardos, jabalíes y lobos son algunos de los principales afectados por el avance de las zonas pobladas y la reducción de los bosques.
Un estudio publicado recientemente en la revista Science muestra los impactos directos de los humanos sobre las especies de vida silvestre. Ya sean actitudes agresivas, como las actividades extractivas, o comportamientos inofensivos, como el turismo, la presencia de las personas está causando que los animales adopten hábitos más nocturnos.
El reporte a cargo de un grupo de científicos estadounidenses muestra que en las zonas donde hay más presencia humana, los animales ahora son 1,36 veces más nocturnos que antes. Esto significa que el 68% de sus actividades se lleva a cabo en la oscuridad, a diferencia de las especies que habitan en zonas deshabitadas o más lejanas, quienes realizan solo el 50% de sus acciones en horas de la noche.
Kaitlyn Gaynor, investigadora de la Universidad de California en Berkeley y autora principal del estudio, explica que, aunque esperaban una tendencia hacia el incremento de la vida nocturna, se sorprendieron por la consistencia de los resultados. De los 144 casos estudiados, en el 83% se pudieron evidenciar claramente estos patrones.
Los jabalíes en Polonia son unos de los más afectados. Foto: Tobias Schwarz/AFP
“Solo nuestra presencia ya es motivo para que los animales modifiquen sus hábitos de conducta”, dice Gaynor, quien se esforzó en demostrar que este fenómeno se repite en todas las regiones del mundo. Su motivación principal para realizar este estudio fue mostrar los impactos que los humanos están causando en las especies, más allá de la destrucción del hábitat o la caza.
“Estamos llevando a los mamíferos nuevamente a la oscuridad”, explica la investigadora. En el pasado, estas especies eran nocturnas debido al temor de encontrarse con los dinosaurios, su mayor amenaza, durante el día. Solo después de su extinción, los mamíferos volvieron a explorar el mundo en las mañanas. Ahora que los humanos se han convertido en sus mayores depredadores, los animales nuevamente perciben a la oscuridad como un refugio para estar a salvo.
El oso malayo es uno de los principales ejemplos. En los hábitats menos intervenidos de Indonesia, estos animales realizan un 19% de sus actividades en la noche, a diferencia de las zonas más perturbadas, donde el 90% de su agenda se lleva a cabo en la oscuridad.
Algo similar ocurre con los leopardos en Gabón (África). En áreas libres de caza, estos animales realizan el 46% de sus acciones en la noche, mientras que en las zonas donde hay cacería la cifra sube al 93%.
En países como Polonia, los jabalíes que viven en el bosque destinan el 48% de su tiempo a las actividades nocturnas, a diferencia de los que están en el área metropolitana, los cuales llevan a cabo el 90% de sus acciones en la noche.
Las consecuencias de estos cambios de comportamiento en las poblaciones de animales y en cada espécimen aún no son claras. Según la investigadora, este fenómeno puede ocasionar que tengan inconvenientes para encontrar su comida, no puedan escapar de sus predadores, tengan nuevos competidores o se les dificulte comunicarse con otros de su especie en la oscuridad. Incluso, sus ciclos de reproducción podrían modificarse.
Este cambio de comportamiento de los animales también refleja un mecanismo de supervivencia. Existen especies que podrían cambiar sus hábitos para convivir con los humanos, sin necesidad de extinguirse. Gaynor dice que hace falta mayor investigación para conocer si estas modificaciones de comportamiento están teniendo consecuencias negativas para las especies vulnerables o si, por otro lado, están desarrollando formas de coexistir con las interferencias humanas en los ecosistemas.
Para los investigadores lo más importante es preservar áreas libres de la huella de las personas, ya que no todos los animales pueden cambiar sus hábitos para sobrevivir.