Ángela Merkel cumple 15 años al frente de Alemania. Durante este tiempo se ha convertido en la líder más importante de la Unión Europea. Dejará el cargo en otoño del 2021. Foto: REUTERS
Ángela Merkel (Hamburgo, 1954) es fanática de los datos. Personas de su entorno más cercano han señalado que únicamente toma decisiones sobre la base de números, datos y hechos. Esta visión sobre el manejo de la gestión pública ha hecho que, dentro y fuera de Alemania, se hable del método o sistema Merkel, que consiste en diagnosticar un problema, de forma rápida, para luego tener el tiempo necesario de tomar una decisión acertada.
Su obsesión por los datos no es casual. Entre 1973 y 1978 fue estudiante de Física en la Universidad de Leipzig. A finales de los años ochenta se doctoró, en esta misma institución, con una tesis sobre física cuántica titulada ‘Influencia de la correlación espacial de la velocidad de reacción bimolecular de reacciones elementales en los medios densos’.
Dio uno de los ejemplos más ilustrativos sobre la importancia que tienen los datos en su gestión a mediados de abril de este año. En una entrevista televisiva, que se puede ver en YouTube, explicó cómo el sistema sanitario de Alemania podría colapsar a causa del covid-19 para finales de este año, si no se tomaban ciertas medidas. A diferencia de otros mandatarios que, en el momento de hablar de la crisis sanitaria apostaron por la retórica, ella lo hizo por las cifras.
En una entrevista para la BBC Mundo, la analista política Melanie Klintz aseguró que Merkel aborda el proceso de toma de decisiones desde su experiencia como científica. “Evalúa la situación, lee sobre ella, plantea posibles soluciones y desarrolla las más prometedoras. Este proceso está menos supeditado a un marco ideológico fuerte. Tiene en cuenta muchos puntos de vista antes de tomar una decisión”.
Esta estrategia de ampararse en las cifras y en los hechos y de mantener abiertas todas las posibilidades hasta el último momento se ha convertido, le guste o no a sus opositores, en una de las claves que la ha convertido en la líder más importante de Europa, durante las primeras dos décadas del siglo XXI. Lo otro ha sido su pragmatismo y el bajo perfil que ha dado a su vida personal, incluida su relación con el científico Joachim Sauer.
La vida política de Merkel inició bajo la huella de la reunificación de Alemania. Poco tiempo después de la caída del Muro de Berlín llegó al Bundestag (Parlamento Federal). Entre 1991 y 1998 ejerció como ministra de Mujer y Juventud y de Medioambiente en los dos últimos gobiernos de Helmut Kohl. Del excanciller recibió el apoyo, para años más tarde, ser elegida presidenta de la Unión Demócrata Cristiana.
El 22 de noviembre del 2005, exactamente hace quince años, el Bundestag la eligió como Canciller de Alemania, con la mayoría de los votos de la gran coalición. Ese día se convirtió en la primera mujer que ocupaba la Cancillería y la primera en gobernar Alemania desde los tiempos de la emperatriz Teófano Skleraina.
Desde sus años de juventud, Merkel fue una mujer que rompió con muchos techos de cristal, sin embargo, en plena era del #MeToo sus discursos nunca han estado orientados a una reivindicación de las demandas feministas. En una entrevista concedida al diario en línea Zeit.de, señaló que el feminismo en el que ella cree y con el que se identifica es el que defiende la igualdad entre hombres y mujeres.
“Considero a mujeres como Alice Schwarzer verdaderamente feministas, o Marie Juchacz, quienes junto a otras mujeres lucharon por el voto femenino hace cien años y ganaron. Ellas lucharon durante toda su vida por defender los derechos de las mujeres de una manera que no puedo decir que yo haya hecho”.
Otra de las claves que le han permitido ser la líder más importante de Europa radica en el hecho de que, durante estos 15 años en el poder no se ancló a las ideologías de su partido, sino que más bien amplió su mirada a las demandas de las mayorías. Así se entendió su decisión de terminar con los proyectos de energía atómica en Alemania, después de lo sucedido en Fukushima. La resolución la tomó en el momento en que el partido Verde gozaba de mucha popularidad.
Volvió a poner en marcha esta estrategia política cuando la mayoría de la población alemana estaba de acuerdo con el ingreso de miles de refugiados al país, o cuando se exigió la aprobación del matrimonio homosexual, que era una demanda social a la que su partido siempre se había opuesto.
Una de las personas que más conoce a Merkel es el periodista alemán Stefan Kornelius. Él es el autor de ‘Angela Merkel. Die Kanzlerin und ihre Welt’ (Ángela Merkel. La Canciller y su mundo), la única biografía autorizada que hay de esta política. En este libro, el autor da luces sobre varios pasajes de su vida que permiten entender las razones de su pragmática forma de gobernar.
Kornelius cuenta que Merkel fue educada por un pastor protestante en el este de Alemania. Esa realidad -dice- le enseñó a esperar sentada en la mesa y a ser consciente de que en cualquier momento podían ser espiados. De ahí que, para él, quedarse callada cuando el resto de mandatarios optan por hablar sea más una estrategia que una debilidad.
En el 2019 fue considerada por la revista Forbes la mujer más poderosa del mundo por decimotercera ocasión, sin embargo, el año que viene concluirá su cuarto y último mandato. Todavía no ha anunciado si dejará la política. Lo que sí es seguro es que mientras sea Canciller seguirá refugiándose en los datos para gobernar.