La joven activista medioambiental sueca Greta Thunberg, en un encuentro con científicos en la Cumbre del Clima, en Madrid, España, el 10 de diciembre. Fotos EFE, AFP
El ceño fruncido de Greta Thunberg en medio de una conferencia o encuentro climático se convirtió en una de las imágenes icónicas del activismo ambiental en este año. La niña sueca de 16 años no solo se convirtió en la vocera de una generación que parece haber nacido con un chip ecologista en su cabeza. Ella es ahora una muestra de que el activismo no es una cuestión de modas pasajeras, sino que implica un estilo de vida en el cual la causa por la que se lucha es un motor.
En este 2019, la palabra activismo se posicionó entre las búsquedas de los usuarios en Google. De acuerdo con el buscador, en una escala de relevancia que va del 0 al 100, en diciembre del 2018 este término no era importante ya que apenas registraba 10 puntos entre las búsquedas globales.
En junio del 2019, el activismo tuvo un interés de 72 puntos entre los usuarios del buscador. Y fue entre el 24 y el 30 de noviembre cuando el término alcanzó los 100 puntos de relevancia, lo cual coincidió con el viaje de Thunberg hacia la COP25 en Madrid y la viralización de las ‘performances’ del grupo chileno Las Tesis, con la canción de protesta Un violador en tu camino.
Precisamente, uno de los puntos importantes a considerar en los activismos de este año fueron las alianzas que estos tuvieron con la Internet y las redes sociales. Una muestra de ello fueron los arrestos que sufrió Jane Fonda por sus manifestaciones a favor del clima. Estos fueron registrados en video y fotografía y, posteriormente, se compartieron por distintas plataformas del grupo Fire Drill Fridays, creado por la actriz para incentivar las protestas en contra del cambio climático.
La idea de Fonda funcionó: este viernes 20, a un día de su cumpleaños número 82, con las manos esposadas y una sonrisa que no ocultaba su felicidad por acaparar la atención del Gobierno estadounidense, la actriz fue escoltada por la Policía rumbo a un centro de detención. Esta imagen circuló por todo el mundo y, en menos de una hora, apareció en todos los medios de su país y del mundo. De esta manera, ella se convirtió en el rostro de un activismo ambiental que no solo es de jóvenes, sino que involucra a toda la sociedad desde varios frentes.
Al igual que Fonda, otros famosos tuvieron un papel importante en posicionar al activismo como una forma de protesta en contra del canon al que solo le importa el consumo de los recursos naturales. Por ejemplo, en este año, y en medio de la crisis ambiental que dejaron los incendios en la Amazonía brasileña, Leonardo DiCaprio hizo sentir su papel como ambientalista por medio de una respuesta al presidente Jair Bolsonaro, quien lo acusaba de patrocinar el desastre ecológico. En una carta compartida en sus redes sociales, el actor dijo que “el futuro de estos ecosistemas insustituibles está en juego y estoy orgulloso de apoyar a los grupos que los protegen. Aunque merecen apoyo, no financiamos a las organizaciones apuntadas”.
Otro de los matices que tomó el activismo en este año fue aquel que se enfocó en los derechos de los animales. Nuevamente en escena, las redes sociales se convirtieron en plataformas para que los activistas dieran a conocer las historias sobre los envenenamientos a fauna urbana por medio de la comida donada que llegó a centros de rescate animal en diversas ciudades del Ecuador. Esto movilizó a cientos de personas que buscaron alternativas para ayudar a estas organizaciones.
Igualmente, en esta área fue lo realizado en Cataluña en contra de centros de explotación ganadera. En acciones que se desarrollaron a lo largo del año, los activistas en contra de la carne liberaron animales o hicieron intervenciones en el espacio público para demostrar el impacto de esta industria en el ambiente.
El activismo fue una palabra que también tuvo su eco en la industria tecnológica. Y fue justamente el desarrollo y la aplicación de los sistemas de reconocimiento facial basados en inteligencia artificial lo que causó mayor revuelo. Una de las protestas emblemáticas en esta área fue la que realizaron los miembros del colectivo Fight for the Future, quienes salieron al Capitolio y Congreso de Estados Unidos para realizar un escáner biométrico de 13 732 rostros a través de una aplicación en sus teléfonos. Las imágenes se enviaron a una base de datos que comparó la información y dio resultados falsos como, por ejemplo, que una persona que estaba por allí era Roy Orbison, un cantante que falleció en 1988. De esta manera, el grupo de ciberactivistas demostró que el uso gubernamental de este tipo de herramientas todavía es polémico, ya que los algoritmos no son 100% eficaces. Este debate salió a la luz en un momento en el que varias ciudades de este país y de otras regiones apuestan por la implementación de este mecanismo para reducir la violencia en las calles de las grandes urbes.
El activismo a favor de los derechos humanos también fue una cuestión que movilizó a las personas. La aprobación del matrimonio civil igualitario en el Ecuador, el empoderamiento de las mujeres a través de la educación, las muestras de apoyo hacia los niños que sufren acoso por su condición de migrantes son algunas de las áreas en las cuales se ha visto un repunte de acciones a favor de colectivos vulnerables. En estos casos, la cuestión no ha sido solamente protegerlos de ataques de toda índole, sino también dar a estas personas la oportunidad de tener una vida digna, en la cual se aseguren sus derechos.