La generación Yachay busca lograr el salto cualitativo del Ecuador

En Urcuquí, Sebastián Gallegos hace trabajo de campo para un proyecto. Foto: Cortesía
Mientras se formaba como ingeniera biomédica, le llamaba la atención los polímeros que absorben grandes cantidades de agua.
Antes de graduarse en Yachay, eso la llevó a crear pañales ecoamigables. Con ese proyecto (Gelwear), Carolina Serrano ganó la competencia global Hult Prize y obtuvo USD 100 000 para la empresa que ahora produce pañales 100% reutilizables.
Desde Italia, esta joven de 24 años dirige su compañía en Ecuador, mientras cursa (con una beca) el máster Europeo en Dermatología y Cosmetología Transnacional, en la Universidad del Piemonte Orientale.
“Yachay me cambió la vida”, dice la chica, que salió como bachiller de su natal Cuenca, hacia Urcuquí (Imbabura), con el sueño de convertirse en científica. Vivía en la residencia universitaria. Profesores extranjeros, que les impulsan a crear proyectos propios, entre otras experiencias, cambiaron su mentalidad, dice.
“En la maestría somos de 15 países diferentes. Yo soy una de las que más domina todos los temas: laboratorio, cuestiones técnicas y científicas. Eso habla de mi universidad”.
Yachay Tech se creó en diciembre del 2013 con la idea de cambiar la matriz productiva. Fue una de las cuatro universidades llamadas emblemáticas.
A diferencia de otras universidades, con más de 40 000 alumnos y presupuestos de alrededor de USD 100 millones, en esta hay 1 391 y al 31 de mayo contaba con USD 12 millones.
La participación de Yachay en el Fondo para el Desarrollo Universitario (Fopedeupo) está pendiente, explica la exlegisladora de la Comisión de Educación, Silvia Salgado. Eso se concretaría, apunta, con la conformación de sus organismos autónomos.
Tras ello, Salgado opina que se deberían asignar recursos extras al Fopedeupo para seguir financiando el número actual de alumnos y para atender una mayor demanda.
En cuatro cohortes de Yachay se han graduado 280 profesionales. Entre ellos, Sebastián Gallegos, geólogo que ganó el AGU Fall Meeting 2020, el mayor encuentro de ciencia espacial y terrestre.
Actualmente trabaja con docentes de Yachay en un proyecto para análisis de redes sísmicas, mientras espera a ser becado en la maestría de Geofísica, en Kaust, universidad de Arabia Saudita.
En Yachay hay 139 docentes. 90 con título de PhD, 33 con maestría y 16 de tercer nivel. Iskra Zambrano cree que ellos los encaminan. “Nos inculcan el amor a la investigación”, dice la física de 24 años.
Yachay le dio una perspectiva diferente, precisa Iskra, gracias a las pasantías que hizo dentro y fuera del país. En octavo semestre hizo una de esas estancias de investigación en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la Autónoma de México.
Tras graduarse ganó una beca doctoral en Argentina. Eso, asegura, fue porque demostró que su nivel de conocimiento es equivalente a maestría.
Lo mismo logró Joshua Salazar, quien está por comenzar su PhD, en la Universidad de Vienna (Austria).
Desde que se graduó de físico, hace un año, no consiguió empleo. Es una razón por la que muchos compañeros están fuera del país. “No hay oferta laboral en ciencias en Ecuador”. Él desarrolló OfflinePedia, para colocar contenido sin necesidad de Internet.
Los graduados anotan que el objetivo con el que se creó la universidad, ese salto para el país, podría cumplirse gracias a la formación que recibieron.
Joshua, de 24 años, por ejemplo, sostiene que su aporte a la economía podría estar en la industria de semiconductores, transistores y sensores.
Sebastián espera consolidar una red sísmica propia para el país y Carolina considera que podría ayudar a explotar el área cosmética, “que sigue creciendo”, desde un enfoque ecoamigable, gracias a que Ecuador es un país megadiverso.