Luis Chocho, Yaku Pérez
El ‘de terno y corbata’ en una foto, mirada y sonrisa dulces y apacibles, nació en el cantón Santa Isabel, que tantos emigrantes envió a España en los años más duros. Fue hombre transparente: entre ecuatorianos melindrosos y falsos, tuvo la enorme suerte de la certeza de su origen: no intentó cambiar su apellido, quitarle haches, añadirle una tilde o una zeta... Habría sido un gran político: dedicado, exigente, honrado y bueno, cumplió las tareas que se impuso. Enfrentó con honor sus deberes respecto de sí mismo y de los demás y tuvo una vida, si ya no en pobreza, tampoco en abundancia. Recibió la gratitud de sus pupilos. Asimiló, con pleno derecho como propios, sus triunfos. Dice la emocionada necrología que publica EL COMERCIO: ‘Entrenador de entrenadores, formó y dirigió a medallistas olímpicos, mundiales y panamericanos que tiene Ecuador’. Viajó a doce campeonatos del mundo y a ocho ediciones de los Juegos Olímpicos, porque formó en el Ecuador, en los ochenta, a los primeros marchi