Siempre hay que celebrar la publicación de un libro de cocina. Son aquellos recetarios que han acompañado a los cocineros, sean amateurs o profesionales, varias veces en la vida. Mayormente, esconden historias, recuerdos de cómo surgió un plato o cómo la familia lo fue preparando a lo largo de los años. En ese sentido, Juan Pablo Holguín publicó el libro Chiquita: historias y recetas de la cocina de la abuela, en el que va al rescate de la comida casera.
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¿Quién es Juan Pablo Holguín?
Juan Pablo Holguín llegó al podcast La Sobremesa con el Señor del Sombrero para hablar de su libro Chiquita. Su vida ha oscilado entre la cocina y la investigación. Fue uno de los nominados en esta categoría en el certamen del 12 de diciembre por el Día de la Gastronomía.
Ha trabajado 20 años en restaurantes y durante 14 ha ejercido como docente de algunos centros universitarios.
Un tributo a la cocina casera y en honor a la abuela
Las abuelas cumplen un rol fundamental en la cocina casera. No en vano, los italianos tienen como referencia la tradición casera, la que heredan de la nona. Con esto adquiere aún más sentido el libro. Holguín buscar compartir las recetas familiares y rendir un homenaje a su abuela Mariana Calisto.
Además, tiene un tercer objetivo y que quizá sea la más vital para estos tiempos de vorágine urbana: destacar la comida casera.
Y en ese sentido, este libro adquiere valor. Su objetivo es compartir las recetas familiares que lo marcaron en su vida, pero también rendir homenaje a su abuela, Mariana Calisto. Finalmente, busca destacar la comida casera en estos tiempos en que muchas tradiciones se disipan.
“La cocina casera está perdiendo espacio porque la sociedad cambia, pero también tiene que ver la forma de alimentarse de las personas. La introducción de productos precocidos, que ahorran tiempo y quizá sean más económicos, pero nunca va a tener ese sentimiento familiar”, dice.
Escuche a Juan Pablo Holguín, en el podcast La Sobremesa con el Señor del Sombrero, para conocer mejor lo que piensa este chef y cómo se fueron preparando las recetas, algunas de nombres extraños, como pedos de monja, o de nombres con historia, como el puchero independentista.