La pizza tiene harina que al metabolizarse en el organismo se convierte en azúcar. Foto: EL COMERCIO
La masa crujiente de una pizza, su queso derretido, el glaseado de una dona o una jugosa carne, todos estos alimentos de solo pensarlos activan las glándulas salivales e inmediatamente queremos saciar el capricho con un bocado de estos platillos.
Algunos alimentos resultan más provocadores que otros. Pero hay ciertas combinaciones que incluso tienen componentes adictivos. Antes de desglosar algunos de estos alimentos es necesario marcar una diferencia.
Deseo y adicción son dos sensaciones que deben considerarse por separado. Marion Nestlé, profesora de estudios culinarios y salud pública en la Universidad de Nueva York, explica -en una entrevista para el Huffington Post – que la adicción como palabra se relaciona a una dependencia física. “Dependemos físicamente de la comida en general pero no de un alimento en particular”.
Sin embargo, señala que hay componentes en la comida que activan el mismo placer neurológico que las drogas o alcohol lo que podría generar adicción.
La nutricionista clínica, Michelle Alvear, explica a Sabores que además hay un sentido biológico que se suma a estas predilecciones, por ejemplo, de alimentos grasos. “No es que solo nos gusta, la grasa es calórica y rica en energía, es un alimento preferido por el humano porque nos ayuda a satisfacernos por mucho tiempo”. Por eso los bebés se satisfacen con poca leche materna, la cual contiene bastante grasa.
Alvear señala que si bien consumir grasa se muestra como un deseo permanente, no se ha comprobado que sea adictiva. Caso contrario sucede con los azúcares. Algunos estudios han probado la adicción a este componente. En el 2013 una investigación mostró que las ratas preferían el azúcar por encima de la cocaína o el agua.
Aunque no se consuma directamente azúcar, los ingredientes dentro de preparaciones muy adictivas sí los tienen.
Alvear señala a las pizzas o donuts como ejemplos que retratan esta ‘adicción’. Ambas poseen harina que al metabolizarse dentro del organismo se convierte en azúcares. La pizza contiene, además, pasta de tomate cuyo componente principal -después del propio vegetal- es el azúcar.
Las papas fritas también caen en esta cadena. Michael Moss, en un artículo para el New York Times explica que el almidón de las papas fritas causa el mismo pico de glucosa que el azúcar, pero se absorbe en el torrente sanguíneo mucho más rápidamente. Ese pico caerá muy rápido, lo que obligará a consumir otra papa.
El chocolate también se suma al listado. Jorge Dotto, especialista en genética y autor del libro ‘El ADN del placer’, explica que este alimento tiene un 50% grasa y 50% de azúcares. En entrevista para Infobae comentó que “está comprobado que activa de una manera extraordinaria la dopamina del cerebro, en el cual hace que uno disfrute más esta composición química”.
Sin embargo hay que tomar en cuenta que el chocolate con estas composiciones se refiere a los sucedáneos, puesto que los chocolates con cacao 100% o altas equivalencias de cacao eliminan de la ecuación el azúcar y grasas.
Alvear recomienda eliminar los azúcares de las dietas para evitar caer en este círculo de adicciones.