Carla Pérez, montañista ecuatoriana, preparó un quiche Lorraine en pocos minutos. Foto: Carlos Rojas / Sabores
Una de las mujeres más resistentes del mundo, quien llegó a la cima de Everest el 23 de mayo del 2016, se divierte al preparar una fácil y deliciosa receta que evoca sus años universitarios en Francia y ante todo las penurias y las alegrías de la montaña.
Carla Pérez, la primera latinoamericana en conseguir la cumbre más alta del mundo sin el complemento de oxígeno embotellado, tiene una historia para cada uno de los ingredientes del quiche Lorraine, el cual se prepara en pocos minutos y es perfecto para comer a cualquier hora, en familia o hasta para sorprender a las visitas en una ocasión especial.
Esta tarta salada la aprendió a preparar en su etapa universitaria cuando estudió Geofísica gracias a una beca. Una de sus versiones preferidas lleva cebollas fritas con un poco de aceite de oliva, jamón (o tocino), crema de leche, dos huevos, queso, sal y masa de hojaldre. Al final, tras unos minutos en el horno, el resultado es sorprendentemente delicioso.
Al picar las cebollas, la deportista quiteña recordó una de sus tantas aventuras. Ocurrió en China, en la cordillera del Tien Shan, cuando abrió una nueva ruta al ser parte del grupo Somos Ecuador que lidera Iván Vallejo. Ese nuevo trayecto que trazaron en el 2013 sobre una pared vertical de más de 1000 metros fue bautizado ‘Sal con cebolla’ porque encaminados a la cima, sobre carpas colgantes, solo tenían cebollas que las disfrutaban crudas con sal.
En las montañas, por grandes o pequeñas que sean las travesías, la comida es fundamental para mantener energías. Por eso los montañistas llevan todo lo que esté a su alcance para cocinar y comer. No obstante, a pesar de los preparativos, en ocasiones el alimento escasea.
En esta actividad deportiva la demanda calórica es tan alta que los andinistas pierden peso en su actividad. Carla bajó más de 12 kilos en los 45 días que pasó aclimatándose a los pies del Everest, de 8848 metros de altura, antes de intentar el ‘asalto final’ a la cumbre.
“Los montañistas somos golositos y apreciamos la comida“, recalca entre risas la ecuatoriana que conquistó una hazaña al caminar hasta el mayor punto del planeta.