En la ciudad se pueden encontrar las recetas para deleitar el paladar al estilo libanés o sirio. Los postres cargan historia y sabor. Foto: Vicente Costales/ Sabores.
Ingredientes tradicionales, preparaciones laboriosas y mucho sabor son los componentes esenciales de los postres árabes. Los frutos secos, por ejemplo, son clave para la decoración. Así lo ve Osama Hlewa, propietario de Sham Café y Delicias Árabes, en Quito. Los pistachos, dátiles, almendras o nueces forman parte del relleno en preparaciones como la corona de la reina y en el kanafeh se colocan sobre la torta como un ornamento que da textura.
Uno de los postres más reconocidos de esta cocina es el baklava. Para su preparación se utiliza masa filo en capas (masa de harina de trigo que se caracteriza por ser extremadamente fina), nuez y miel.
Baklava. El postre más famoso en una presentación diferente. Lleva masa filo y nuez. Foto: Vicente Costales/ Sabores.
Roberto Hayek, propietario del restaurante de cocina libanesa Baalbek, explica que este postre era consumido por la clase alta. “Tradicionalmente se usan 33 capas de masa haciendo referencia a los 33 años de vida que tuvo Cristo en la Tierra”, señala.
Para él, el secreto de los postres radica en la calidad de ingredientes y la paciencia que se tiene al realizarlos. En realidad, cada uno los procesos pueden ser muy laboriosos.
La miel, por otro lado, es el endulzante por excelencia de esta repostería. Se combina la miel con una infusión de flor de azahares para obtener un dulce aromatizado. Esta preparación acompaña a casi todos los bocaditos.
La degustación culmina con un café árabe. En esta preparación también se da el toque aromático. Hlewa explica que combinan el café con nuez o cardamomo, puesto que estos aportan a la salud por la cantidad de frutos secos que se usan en su preparación. “No son dulces dañinos, son saludables y además no empalagan”, dice Hlewa. Por eso, no solo basta con saborear uno, sino probarlos todos para sentir sus texturas.