¿En qué te debes fijar al comprar un queso fresco?

Una de las características que se debe tomar en cuenta es color. Los quesos frescos son blancos y brillantes. Foto: Ingimage

Una de las características que se debe tomar en cuenta es color. Los quesos frescos son blancos y brillantes. Foto: Ingimage

Una de las características que se debe tomar en cuenta es color. Los quesos frescos son blancos y brillantes. Foto: Ingimage

La lista de compras del súper mercado casi siempre cuenta con un ingrediente que derrite la boca: el queso. Al queso fresco se lo utiliza en recetas caseras o como acompañante de ellas. Pero más allá de los quesos maduros -que se rigen por especificaciones más complejas- para comprar un queso fresco también se debe tener ciertas consideraciones que permitan sacarle provecho al máximo.

El suero

En primer lugar el aspecto de un queso es importante. Pero la mayoría vienen en paquetes cerrados al vació para evitar la desintegración. Sin embargo, a través de estos empaques se puede ver algunas características del queso que nos pueden ayudar a identificar su estado. Una forma es comprobar el suero que tiene el queso. Este tipo de quesos se mantienen húmedos y por tanto conservan líquidos conocidos como suero. Se debe chequear que este líquido no sea abundante y que su coloración se un tanto transparente. Cuando se torna turbia el queso está en un proceso de descomposición.

El aire

Cuando el queso está fresco y todavía tiene vida útil no debe tener aire en su envoltura. Para evitar contrariedades es mandatorio verificar su fecha de expiración. Los quesos se mantienen empacados al vacío y por tanto el plástico o empaque debe forrar directamente la piel del producto. Un detalle útil puede ser revisar si el queso tiene ‘panza’, es decir si se ha inflado en alguna de sus aristas. Esto sucede porque el producto se empieza a oxigenar, el queso se infla y esto es otro signo de que empieza un estado de descomposición.

La coloración del suero que viene en el empaque del queso debe ser un tanto transparente. Foto: Pixabay

El color

En el caso de que se pueda visibilizar completamente el queso se debe revisar que no contenga puntos oscuros. Los quesos frescos son blancos y brillantes. En este estado se deben consumir inmediatamente. Liz Thorpe, autora y fundadora de The People’s Cheese, indica en el portal Seriouseats que este alimento se empieza a descomponer durante los primeros cinco a siete días. Esto puede visibilizarse a través de las bacterias que se propagan en tonalidad roja o azul brillante. También pueden aparecer puntos de tonalidad anaranjada o verde.

El aroma

Los quesos tienen un olor a lácteo pero es apacible. Si el queso fresco ya denota un aroma muy pronunciado este puede ser otro síntoma de putrefacción. En esta etapa el queso ya toma un sabor amargo y pierde su cremosidad. Una vez que se haya adquirido el queso es importante mantenerlo en refrigeración para mantener la cadena de frío que requiere y ralentizar la desintegración.

Recomendaciones

El uso de este queso es aconsejable en combinación con pastas, gratinados o comida mexicana. Thorpe recomienda emparejarlo también con sabores opuestos como la albahaca, tomates secos o incluso sandía para contrastar su sabor tenue con elementos fuertes y aromáticos.

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