Coctelería fresca para el verano

Cocteles elaborados en el restaurante cinco sentidos, fotos: Alfredo Lagla /Sabores

Cocteles elaborados en el restaurante cinco sentidos, fotos: Alfredo Lagla /Sabores

sangría con vino blanco, cola blanca, triple sec y frutas dispuestas en capas: kywi, piña, frutilla y mora. Fot: Alfredo Lagla /Sabores

En verano, la coctelería toma un aspecto más colorido con frutas de temporada y licores blancos, que permiten jugar con la tonalidad y el sabor. Existen versiones clásicas y creaciones que amplían la oferta en épocas de sol.

Entre las bebidas insignia de esta coctelería están el mojito, las mimosas, la caipiriña y la sangría. Juan Fernando Bustamante, chef propietario del Hotel Finlandia, añade también la piña colada, por sus tonos dulces y ácidos y los cocteles a base de gin. La versatilidad del destilado permite combinaciones con frutos secos, especias y hierbas aromáticas, dice Bustamante.

Gin macerado con canela y pimienta dulce. Se combina con mortiño y pimienta dulce triturada. Se decora con cáscara de lima y una rama de canela. Foto: Alfredo Lagla / Sabores

La característica de esta coctelería es que sea refrescante al paladar, por ello los preparados no son empalagosos. Andrés Oña, representante de Bartenders UIO y barmanager de Chosen Bar, señala que para lograr este efecto se usan cítricos como la naranja, toronja y limón en zumos o acompañantes, además frutas de estación como la maracuyá o la piña.

Oña comenta que, por su composición, estas bebidas espirituosas se consumen mejor a media mañana y con piqueos como acompañantes, para dar mayor realce a los cocteles.

Los licores veraniegos que más se adaptan en estas preparaciones son los blancos como el ron, el vino espumante, el tequila, el vodka y el pisco. Bustamante menciona que si bien el licor es un ingrediente importante, no es el único.

Mimosa con vino es­pumante, jugo de maracuyá y jarabe de menta. Se decora con una brocheta de naranja y cereza confitada. La menta genera el contraste de color y da un sabor dulce. Foto: Alfredo Lagla / Sabores

“Hay muchos componentes en el coctel y el arte radica en cómo juntarlos todos para lograr el sabor deseado”, expresa. Como ejemplo pone las creaciones sin grado alcohólico alto o sin alcohol.

En un mojito sandía -dice Bustamante- se trabaja la misma preparación base del mojito con hierbabuena, limón y azúcar, y se añade té helado de menta. El licor se omite para aquellas personas que no lo desean, pero se añade un toque de agua tónica, que deja un tono burbujeante en la bebida.

Todas las preparaciones tienen abundante hielo o licores helados para generar una sensación de frescura en boca, un gusto que deleita a los comensales y los anima a catar más sabores y colores.

Sandía
va en una versión de mojito sin alcohol con hierba buena, sirope, limón, té helado de menta y agua tónica. Se añaden esferas de sandía que dan un tono rosado y el sabor único de esa fruta.

Mimosa alterna­tiva, con vino es­pumante, jugo de maracuyá y jarabe de menta. Se decora con una brocheta de naranja y cereza confitada. La menta genera el contraste de color y da un sabor dulce.

Mimosa clásica es un coctel de baja graduación alcohólica, que combina vino espumante y zumo de naranja.

Gin macerado con canela y pimienta dulce. Se combina con mortiño y pimienta dulce triturada. Se decora con cáscara de lima y una rama de canela. Se degusta mejor
en copa alta.

Mojito con ron, jugo de limón, leche de coco, jarabe de azúcar, limón, hierbabuena y granadina para una pigmentación rosada.

Sangría esta versión lleva vino blanco, cola blanca, triple sec y frutas dispuestas en capas: kywi, piña, frutilla y mora.

Mojito con ron, jugo de limón, leche de coco, jarabe de azúcar, limón, hierbabuena y granadina para una pigmentación rosada. Foto: Alfredo Lagla / Sabores