Wings Xpress ofrece a los clientes 26 tipos de salsas que van entre lo dulce, salado y picante. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Una de las claves de las alitas está en la diversidad de ambientes donde se las puede consumir. Son bocaditos propios de los bares deportivos, pero también se pueden comer en espacios para la familia. Su versatilidad ha permitido que los locales proliferen alrededor de este sencillo producto, el cual se destaca también por la variedad de salsas con las que se puede acompañar.
Carlos y Esteban Correa, junto con David Chávez, empezaron en el negocio de las alitas en el 2013. Sin un lugar fijo, la distribución que realizaban era bajo pedido a domicilio, un servicio que les dio la oportunidad de comprobar que, para el público quiteño, las alitas son una ‘bendición’.
Así bautizaron al local que ahora dirigen en Cumbayá: Alitas Benditas. Allí diversifican sus tres variedades de salsas dependiendo del nivel de picante de cada una, ofreciendo en total nueve estilos. Crearon incluso un reto llamado ‘el santo picor’ en el que, a través de redes sociales, sus clientes pueden retarse entre ellos para consumir unas alitas con picante procesado que -según Carlos Correa- “es más picante que el gas pimienta”. El proceso de este ají toma más de tres meses y lo realizan por temporadas, la siguiente será en febrero.
En Alitas Benditas tienen nueve estilos que se derivan de la BBQ, honey mustard y búfalo. Se acompañan con cerveza artesanal y papas fritas. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Este producto es tan versátil que en la oferta existen diferencias de estilo. Las alitas del Zoko fueron ‘ranqueadas’ como número uno por el portal Vive 1, a principios de este año. Al ‘ranking’ también ingresaron locales clásicos de venta de alitas como el King’s Cross. Para María Elisa Cantos, creadora y propietaria de Zoko, la originalidad de sus alitas está en el sabor y la calidad. Sus presas tienen mayor tamaño y cada porción se prepara a medida que ordenan los comensales. Los cuatro sabores principales que poseen se derivan de gustos personales que han tenido acogida por parte del público. “Me encanta el ajo”, dice Cantos, y por eso trabajaron en la creación del adobo de ajo y queso parmesano.
Allí trabaja el chef Christian Ordóñez, quien se especializó en EE.UU. en cocina rápida. Zoko busca innovar constantemente, por ello, Ordóñez trabaja ahora en una nueva línea de sabores ecuatorianos -para toda su carta-, lo que incluirá versiones más autóctonas y modernas de las alitas.
En Zoko tienen cuatro opciones: BBQ, ajo y parmesano, picante, mostaza y miel. Todas acompañadas de apio y zanahoria en formato de 1 o 1/2 kilo.Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Concentrarse en un solo producto ha permitido la evolución de este a través de sus salsas en Wings Xpress, así lo cuenta la propietaria Patricia Porras. Hace 15 años, junto a su esposo, empezó a vender cuatro variedades de salsas con las alitas. Ahora tienen 26 estilos en su carta y cada año aumentan entre tres y cuatro sabores. “No somos chefs pero nos gusta innovar”, dice Porras.
Para ellos, es el público quien les ha guiado en la elaboración de estas salsas, pues sus sugerencias se transforman en realidad tras varios experimentos. Algunas de las más apetecidas son el condimento limón-pimienta, teriyaki o tropical (una mezcla de maracuyá con jengibre), además de la salsa scorpión que evolucionó porque el público pedía más picante. “Hasta la triple XXX tiene ají nacional, para scorpión ya usamos ají importado” explica Porras.
En cada grupo de alitas se puede elegir varios sabores. Este detalle es un elemento que atrae a los consumidores, ya que se puede probar gran parte del menú en una sola ocasión; lo que permite encontrar rápidamente los sabores que más se acoplan a cada personalidad.
En las Alitas del Cadillac tienen siete tipos de salsas: Jack Daniels, picante, maracuyá, mora, tamarindo, limón y BBQ. Se distinguen por sus banderas.Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
En Las Alitas del Cadillac, por ejemplo, uno de los adobos más cotizados es la salsa a base de Jack Daniels. Este estilo se ha tornado famoso por el aporte alcohólico que lleva, pero que se acopla suavemente en el paladar del comensal.
Las alitas permiten al adulto volver a ser niño, se han convertido en una licencia para saborear al máximo, comer con las manos y disfrutar hasta de chupar el hueso sin recibir miradas extrañas.