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El accidente cardiovascular o cerebrovascular es una situación de emergencia que sucede cuando el flujo de sangre al cerebro se detiene. Cuando las células del cerebro mueren, se pierde la función cerebral, y puede que no seas capaz de hacer cosas que controla esa parte del cerebro. Un ataque repentino puede afectar a tu capacidad de moverte, hablar, comer, pensar y recordar, controlar el intestino u otras funciones vitales.
Al no poder recibir el oxígeno y nutrientes que necesitan, las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Esto puede causar un daño severo al cerebro, discapacidad permanente e incluso la muerte. Un accidente cardiovascular puede ocurrirle a cualquiera en cualquier momento y existen dos tipos:
Accidente isquémico. Sucede cuando un vaso de sangre principal en el cerebro se bloquea. Puede bloquearse por un coágulo sanguíneo. O puede bloquearse por una acumulación de depósito de grasa y colesterol.
Accidente hemorrágico. Ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro explota, derramando sangre en los tejidos cercanos. La presión se acumula en el tejido cerebral cercano. Esto causa incluso más daño e irritación.
¿Quiénes están en riesgo?
La posibilidad de tener un ataque se incrementa si tienes ciertos factores de riesgo, como alta presión sanguínea, tener una enfermedad del corazón, tener diabetes, fumar, usar píldoras anticonceptivas, alto recuento de glóbulos rojos, colesterol y lípidos altos, sedentarismo, obesidad, uso excesivo de alcohol o drogas, ritmo cardiaco anormal y presentar anormalidades cardíacas estructurales.
Si usted o alguien cercano está sufriendo un accidente cerebrovascular, presta especial atención al momento en que comenzaron los síntomas. Algunas opciones de tratamiento son más eficaces cuando se administran poco después de que comienza el accidente cerebrovascular.
¿Cuáles son los síntomas?
Dificultad para hablar y entender lo que otros están diciendo. Se puede experimentar confusión, dificultad para articular las palabras o para entender lo que se dice.
Puede desarrollar entumecimiento repentino, debilidad o parálisis en la cara, el brazo o la pierna. Esto a menudo afecta solo un lado del cuerpo. Trata de levantar ambos brazos por encima de la cabeza al mismo tiempo. Si un brazo comienza a caer, es posible que estés sufriendo un accidente cerebrovascular. Además, un lado de la boca puede caerse cuando trate de sonreír.
Repentinamente, puede tener visión borrosa o ennegrecida en uno o ambos ojos, o puede ver doble.
Presentar un dolor de cabeza súbito y grave, que puede estar acompañado de vómitos, mareos o alteración del conocimiento, puede indicar que está teniendo un accidente cerebrovascular.
Problemas para caminar. Puede tropezar o perder el equilibrio. También puede tener mareos repentinos o pérdida de coordinación.
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