A las empresas de Estados Unidos que exportan al Ecuador alrededor de USD 4.300 millones anuales les ha de convenir un acuerdo comercial, para vender sin aranceles y precautelar sus negocios que podrían disminuir si nuestras importaciones se desvían hacia Europa en virtud del Tratado Comercial vigente. Por pequeño que sea nuestro mercado, las empresas estadounidenses, que venden el 21% de las compras que hace el Ecuador, querrán seguir abasteciendo de maquinaria, equipos, productos electrónicos, farmacéuticos, automotores, insumos agrícolas e industriales, bienes de consumo. Esto es un poder de negociación que tiene el Ecuador.
Pero el gobierno de Estados Unidos no ha dicho en ningún momento que quiere negociar un tratado comercial con el Ecuador. Por eso sorprende que el Embajador de Estados Unidos se adelante a imponer condiciones públicamente en 10 temas que llama “irritantes”, cuando más bien son asuntos negociables. Tanto es así que su país ha incluido al Ecuador en el proceso de prórroga del Sistema Generalizado de Preferencias – SGP-, aunque no se podrá recuperar las preferencias comerciales que regían para el atún, rosas, brócoli y alcachofas, como estímulo para evitar la producción y el tráfico de drogas.
A lo largo de la historia se ha aplicado el proteccionismo comercial en todo el mundo y Estados Unidos lo sigue haciendo en productos que les afecta como el caso del atún ecuatoriano, el biodiesel de Argentina, las aceitunas de España, la madera de Canadá, las placas solares de China, las lavadoras coreanas, etc. Y vale recordar que en 1973 marginó y discriminó al Ecuador del SGP durante 7 años como retaliación por formar parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP- , y en mayo 2006 rompió las negociaciones de un acuerdo comercial por la intervención del gobierno de Palacio en la empresa petrolera Occidental. De modo que nada es gratuito porque no hay filantropía internacional.
Si se quiere firmar un acuerdo con obligaciones jurídicas recíprocas es poco feliz reclamar a través de los medios de comunicación lo que son discrepancias normales, porque a veces las palabras van más allá de los conceptos.
Todos los temas que les preocupan a los dos países son precisamente materia de negociación cuando llegue el momento propicio y la diplomacia debe hacer lo necesario para que haya ese momento propicio. (Sorprende que el Embajador Chapman denuncie como irritante el que se venda discos a un dólar en Manta, cuando al caer de la tarde se vende lo mismo en las calles de Nueva York).
El Ecuador debe proponer lo antes posible un acuerdo a los Estados Unidos, conforme a nuestra realidad, preparando una buena negociación sobre la base de lo que este país acordó con Perú y Colombia e incluyendo los aspectos de gradualidad y sensibilidad, como los que aceptó la Unión Europea (UE).