Es lugar común decir que si las exportaciones no crecen, la economía dolarizada no avanza. Y obliga a endeudarse cada vez más con bonos carísimos porque la capacidad de pago del país no puede mejorar si el déficit fiscal es crónico. La debilidad política del gobierno cooptada por los empresarios que están al mando de la economía, es una señal que aumenta la incertidumbre, por ejemplo, en marzo del próximo año cuando el Ecuador deba pagar USD 2.200 millones mientras juegan al sube y baja del precio de la gasolina súper, en momentos de sed de liquidez monetaria.
Afortunadamente el 2018 fue un año positivo porque crecieron las exportaciones hasta llegar a USD 21.800 millones, no solo por el petróleo sino porque se rompieron records de exportaciones de camarones, banano, enlatados de atún y se mantuvieron los niveles de exportaciones de cacao y flores. Esto demuestra que en aquellos sectores el Ecuador es auténticamente competitivo y no necesitan subsidios provenientes del resto de ecuatorianos.
Pero esta buena performance por sí sola no es un motor de crecimiento porque lo cuantitativo contrasta con lo cualitativo, ya que el 77% siguen siendo ventas de productos primarios y solo el 23% son industrializados, dentro de los cuales el 5% son con pequeña incorporación de tecnología y el 18% son provenientes de nuestros recursos naturales con cierto valor agregado.
Como ya perdimos el tren de la industrialización moderna, si bien hay esperanzas con la explotación minera y el turismo, ahora aparece como real expectativa la generación de nuevos productos agropecuarios exportables, lo cual es socialmente importante pues la agricultura y la pesca participan con el 28,3% de la población empleada. En el Ecuador se ha comenzado a exportar nuevos productos agrícolas de alto poder nutritivo para mercados específicos, y, en cierto modo, hemos penetrado y superado las barreras fitosanitarias a base de conocimiento y dinamismo, como lo ha hecho Perú al crear una producción agrícola nueva incluso ganando terreno cultivable al desierto.
Al respecto, el Ministerio de Agricultura ha informado, en forma general que tiene estudios sobre 25 productos que podrían llegar a representar una exportación de USD 4.000 millones, pero no se sabe cómo, cuándo y dónde, porque estos informes no los han podido comunicar eficazmente al país, siendo algo que puede ser una herramienta prioritaria para el crecimiento auténtico de nuestra competitividad.
Si son buenos los estudios serán proyectos bancables y las Cooperativas que están creciendo pueden dar créditos así como el BanEcuador. Se puede aprovechar la cadena televisiva de los lunes para que el Ministro de Agricultura o el Vicepresidente lidere este programa concreto y viable para despertar al sector privado nuevo porque el viejo duerme y solo se despierta para quejarse y quejarse cuando hay que producir y producir.