El Fondo Monetario y Banco Mundial (Birf), entidades fraternas, destacan en sus informes que las autoridades nacionales hacen avances en la reducción del excesivo gasto fiscal que está tras el elevado déficit comercial. El excesivo gasto requiere endeudamiento externo para impedir la desmonetización de la economía.
Acaban de llegar USD 970 millones de la China. Curiosamente es un valor casi idéntico al del pago que el Estado está haciendo estos días a Occidental para poner punto final al caso de la caducidad.
En abril de 2015, luego que en el primer trimestre nuestro petróleo se vendiera a USD 42 el barril, el FMI estimó que en 2015 la economía nacional crecería 1,9% y en 2016, 3,6%. Se asumía que el Gobierno haría el ajuste fiscal necesario en 2015, y en 2016, con el ajuste atrás, retornaría el crecimiento a una tasa que, dada la situación de la economía mundial, era más que aceptable.
En octubre, el FMI presentó un nuevo informe. Para entonces ya pudo hacer una evaluación de la economía en Quito, algo que el Gobierno no había permitido antes. Es de suponer que el cambio de criterio del Gobierno se debió a la importancia de contar con un informe país que contribuyera a mejorar la visión que del país tiene el mercado financiero internacional, lo que le permitiría al Gobierno la colocación de bonos. Se especuló que estaba en proceso la solicitud al Fondo de un crédito de contingencia, pero no fue así, ya que el Gobierno es renuente a acudir al FMI.
En octubre, el Fondo concluyó que el comportamiento de la economía sería muy inferior al de la previsión de abril: caída de 0,6% en 2015 y casi cero crecimiento en 2016. Pero como proyectó 2016 mejor que 2015, el FMI estaba dando la señal que con un fuerte ajuste en 2015 solo se requeriría uno menor en 2016, y lo peor quedaba atrás.
Cuando las cuentas nacionales de 2015 estén disponibles, probablemente mostrarán un comportamiento de la economía entre el 0,4% del Banco Central y el -0,6% del FMI.
Pero este mes el Birf sale con una nueva evaluación: contracción de -2,0% en 2016 y cero crecimiento en 2017, lo que implica que el Birf asume que este año se dará el ajuste que debió hacerse en 2015, y que ahora el desajuste es mayor por lo que habrá un costo más alto que pagar.
El Gobierno, sin embargo, sigue hablando de un bache. El tan criticado ejemplo del Presidente, que quien pierde el empleo tarjetee, es válido si uno espera superar el problema en un plazo corto, digamos tres meses. Pero si no se supera el problema en ese plazo quien tarjeteó está en un problema peor que el inicial, por no haber ajustado su gasto.
La evidencia es que el precio del petróleo no tendrá una recuperación importante en el corto plazo: no se trata de un bache. El país no debe seguir tarjeteando sino ajustarse a la nueva realidad.