El estridente silbido del tren volvió tras una década, como saludo y pregón de fiesta, y demostración de que está siendo revivificado por etapas, ya no para transporte masivo de pasajeros y carga, como fue concebido hace siglo y medio, cuando se inició su construcción, sino con afán turístico y de unión nacional.
Este Diario informó que el 3 del presente mes fueron inaugurados los tramos Del Hielo y De los Ancestros, que se suman a los trechos El Tambillo-El Boliche y Alausí-Nariz del Diablo, en la parte central del Callejón Andino. Agregaba que los vagones cuentan con sistema de audio, asientos confortables y vista panorámica y que las estaciones están dotadas de oficinas para atención al cliente, almacén artesanal, cafetería, casa de hospedaje, etc. Los moradores de las respectivas poblaciones recibieron con alegría y optimismo a los visitantes y a las jadeantes locomotoras.
También se dio a conocer que se trabaja en la rehabilitación de varios trechos para reincorporarlos paulatinamente hasta cubrir, en su totalidad, la ruta Durán-Quito, de 452 kilómetros, que volverá a dar vida e impulsar el progreso de esa exuberante y pintoresca zona.
Como complemento deberá pensarse, desde ya, en la construcción de un puente, para que el histórico tren llegue hasta Guayaquil y no haya que seguir utilizando los anticuados transbordadores desde Durán.
Así revive ese símbolo de unión Costa-Sierra, una de las mayores obras del Ecuador, catalogada como ‘el Ferrocarril más difícil del Mundo’ y que tiene mayor valor si se considera las herramientas rudimentarias con las que se contaba entonces. Concebida e iniciada por García Moreno en 1861, tras su asesinato prosiguieron los trabajos los presidentes , Ignacio de Veintimilla, Plácido Caamaño, Leonidas Plaza y Eloy Alfaro, quien le dio gran impulso y la culminó en junio de 1908, en que llegó la primera locomotora a la estación de Chimbacalle, al sur de Quito.
En extensa carta enviada desde Panamá, el 28 de octubre de 1911, a su amigo “Barrerita”, Alfaro le manifiesta que cuando se produjo un enorme deslave que destruyó buena parte de la obra, en el sector de Sibambe, “don Archer llegó desalentado a Quito y me relacionó la magnitud del desastre, también quedé anonadado y cuando me preguntó: “¿Y ahora qué hacemos?”, le contesté: “Primero tomemos un trago de whisky para espantar al diablo y después veremos qué se hace”. Convenimos en buscar una nueva vía, la del río Chanchán. Parece que hasta la naturaleza se oponía al avance de la locomotora a la cuna de los Shyris y que se había aliado con los terroristas para darle el golpe mortal al ferrocarril…”
Pero el Viejo Luchador afrontó con éxito los múltiples obstáculos, igual que en otras facetas de su vida pública, e hizo realidad ese sueño.