Hace un tiempo el Gobierno dispuso la eliminación de los termostatos (calentadores de agua eléctricos) aduciendo el costoso gasto de energía eléctrica y dispuso la instalación de calefones a gas por considerarlos más económico, de tal manera que los unos casi desaparecieron y los otros proliferaron.
Ahora resulta que el gas es muy costoso y dispone el cambio de cocinas a gas por eléctricas, así que pronto desaparecerán las cocinas a gas, quedarán inutilizadas las instalaciones de gas en los edificios y los expendedores de este combustible se quedarán sin trabajo.
Si ahora mismo se escucha que una enorme población de barrios periféricos se ingenia para no pagar la energía eléctrica, aparte de la viveza criolla de otros sectores, ¿qué pasará cuando cocinas, calefones, lavadoras y otros artefactos a gas tengan que pasar a eléctricos? ¿Será un ahorro para el país? ¿Qué pasará cuando por los veranos intensos las centrales hidroeléctricas – que por cierto todavía no están en funcionamiento – se paralicen?