Un voto de confianza

Ecuador sigue demostrando que es un país de puertas abiertas, que no sólo cree en la importancia del relacionamiento con el mundo, sino que avanza en acuerdos concretos que materializan dicha vocación internacionalista e integracionista en acuerdos comerciales que redundan en beneficios concretos para quienes trabajan y producen en el país.

En este marco, el Acuerdo Comercial con la Unión Europea es sin dudas uno de los hechos políticos y económicos más trascendentes del año que termina, y uno de los hitos más importantes de la política exterior de la Revolución Ciudadana.

El puntapié inicial lo dio el Parlamento Europeo: 544 votos a favor, 114 en contra y 44 abstenciones.

Luego le siguió la Asamblea Nacional de Ecuador, aprobando el protocolo de adhesión: 97 votos a favor, 1 negativo, 2 blancos y 2 abstenciones.

Por último, la necesaria ratificación del Presidente Rafael Correa.

Estas abrumadoras mayorías dan cuenta no sólo del amplísimo consenso que el acuerdo comercial multipartes con la Unión Europea (acuerdo en el que también están incluidos Colombia y Perú) suscitó entre las partes, sino también de un voto de confianza de Europa en las potencialidades del Ecuador.

Un acuerdo que traspasa los límites tradicionales de los acuerdos comerciales, que va mucho más allá del intercambio de bienes, e incluye al sector servicios, la propiedad intelectual, beneficios aduaneros, temas sanitarios, e inversiones, entre otros asuntos.

Un acuerdo que le permitirá al cacao, al café, al banano, al camarón, al atún, y a muchos otros productos ecuatorianos, acceder a un mercado de 28 países y más de 500 millones de habitantes.

Un acuerdo que beneficiará al sector MiPyMe (micro, pequeña y mediana empresa), que ya explica el 30% de las exportaciones a la Unión Europea, y que seguramente incrementará esa participación.

Un acuerdo que resguarda las fuentes laborales, y que contiene además importantes salvaguardias comerciales para proteger la producción nacional ante determinadas contingencias.

Un acuerdo que permitirá seguir desandando el necesario camino de la diversificación de la matriz productiva que aleje al país de dependencia del petróleo.

¡Qué importante ha de ser el acuerdo que hasta los mariscales de los fracasos del pasado y los agoreros del presente se dignaron a acompañarlo con su voto en la Asamblea!

Pese a que algunos hoy no quieran verlo de esa manera, es el corolario de una política económica que viene demostrando solidez durante todos estos años, y que permitirá que durante el próximo gobierno, cerca del 100% de los productos ecuatorianos ingresen al mercado europeo sin gravámenes, lo que entraña enormes beneficios para el país.

Columnista invitado

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