A. Lincoln “No se puede ayudar a los pobres, destruyendo a los ricos, y no se puede levantar al asalariado, eliminando a quien lo contrata”. La madre T. de Calcuta (premio Nobel de la Paz, medalla presidencial de la libertad, medalla de oro del congreso de EE.UU., etc.) con sabiduría indicaba que “no estaba en contra de la guerra, sino a favor de la paz”.
Mi voto lo tengo claro y no estará basado en el odio, sino en el análisis, reflexión y por un país unido; siendo así, votaré a favor del trabajo, ya que fortalece el carácter del hombre de bien, toda vez que la dádiva estatal genera empobrecimiento y encarcela el alma; votaré a favor de la producción y la eficiencia, que son los motores de la prosperidad; votaré a favor de la dolarización, ya que salir de la misma mediante la potencial utilización de la moneda electrónica, traería inflación y pobreza; votaré por quien con inteligente sensibilidad, trabaje por los sectores necesitados, pero no vía redistribución (disminución) de la riqueza – quitar al uno para dar a otro -, sino en función de la creación de riqueza, a fin de que haya menos pobres, igualdad de oportunidades, por una sociedad sin privilegios e igualdad ante la ley; votaré por la capacidad y por quien haya desarrollado emprendimientos y creado empleos, ya que los hechos hablan más que las palabras; votaré por alguien honesto, alejado de las sombras de la corrupción, que vaya a servir y no a servirse del poder. Votaré a favor de proteger nuestra casa, la naturaleza; votaré a favor del diálogo, la paz y la libertad de opinión, y no de la confrontación, conflicto y persecución; ya que el hombre inteligente entiende y respeta el pensamiento distinto, sin que esté necesariamente de acuerdo con el; mientras el torpe utiliza el insulto, la calumnia y la agresión para defenderse y/o imponerse. Votaré a favor de quien piense que el gran empleador, debe ser el sector privado y no el Estado, apoyando al emprendedor y no generándole trabas; votaré a favor del que entienda que el Estado debe estar al servicio del ciudadano, y no éste como esclavo del Estado. Votaré muy consciente de lo que veo en las calles, no quiero para mi país, la desgracia de nuestros hermanos venezolanos. Votaré por el que cree en la democracia, y no por los que la “utilizan” para llegar y luego se perpetúan.
Votaré a favor del estadista que lleve con honor y altura la banda presidencial, y que no gobierne para el aplauso inmediato, sino por el reconocimiento en la historia. No dejaré de votar, ni votaré nulo, ni en blanco, sino que votaré con optimismo, sabiendo que hay válidas opciones, pero votaré sensatamente por el que tiene en mi opinión objetivas posibilidades, ya que estando la libertad en riesgo, no debo desperdiciar mi voto. Sí, votaré por quien vea a la Libertad como bien supremo, ya que amo profundamente a mi país, deseo que sus ciudadanos vivan dignamente de pie trabajando y no de rodillas mendigando…