Lolo Echeverría
Voltearon el tablero electoral
A Fernando Villavicencio le asesinaron porque le veían presidente. Él sabía que las amenazas que había recibido eran serias, pero decidió cumplir serenamente su destino. Don Villa, como le decía la gente del pueblo, es un mártir de la lucha contra la corrupción; sus amenazas también eran serias y asustaron a los malvados.
La inutilidad que nos gobierna y la torpeza que nos protege deben dar algunas explicaciones, aunque ya no sirvan para nada. Todos hemos visto escandalizados a los protectores metiendo al candidato en una camioneta, como a Daniel en el foso de los leones, allí le esperaban los sicarios, alertados por un informante, para ponerle tres balas en la cabeza.
La muerte de Fernando Villavicencio ha volteado el tablero electoral. Ahora se tejen teorías conspirativas y se calcula quiénes son los beneficiarios de su muerte con la malévola intención de señalarlos como culpables. Las encuestas ya están en silencio y sólo los privilegiados y los traga rumores creerán saber quién tiene el victorioso segundo lugar.
Ahora lo que importa es saber si los atribulados familiares, amigos y promotores de su candidatura, designarán un reemplazo capaz de tomar venganza en las urnas. El nombre del mártir, ya indeleble en la papeleta, atraerá los votos de los partidarios, los indignados y los sentimentales.
No es tan fácil como parece. El reemplazo debe ser capaz de asumir la presidencia y debe tener autoridad para que no sea descalificado por los interesados. Y debe ser designado hasta este día, víspera del debate presidencial obligatorio. Él será la gran figura del debate y de la última semana de campaña electoral.
Patricio Carrillo podría ser una figura competitiva, pero es descalificable por haber sido destituido por la Asamblea Nacional. Marta Roldós es otra figura competitiva y ha sido como hermana de Fernando, según sus propias palabras. Carlos Figueroa, compañero de exilio, es otra figura y la lista será larga incluyendo familiares y aliados.