Con vocación de Maestro

El destacado músico Edgar Palacios ingresó ya a la cofradía de los octogenarios y, por tanto, es oportuno recordar el pensamiento de Rubén Ortega, ex alcalde de Loja: “En verdad han pasado los años de su juventud, pero más vital, más brillante, más experimentado, está en su mejor época, como realizador de esos grandes sueños, que nos alientan a todos pero que solamente predestinados como él pueden realizar.

Edgar Augusto Palacios nació en Loja el 7 de octubre de 1940, en la etapa nefasta en que tropas peruanas invadieron nuestro país. Sus padres fueron doña Julia Palacios y Luis Emilio Rodríguez y, en esa ciudad, donde la mayoría tienen apodo, sus amigos lo llaman, con afecto, “Coto” Palacios, sobrenombre heredado de su padre porque era oriundo de Malacatos.
Desde su temprana edad demostró su vocación por la música y a los cinco años de edad aprendió a tocar guitarra. Poco tiempo después le obsequiaron una flauta dulce y, puede decirse, que ese fue su inicio en el arte musical. Resultaría muy extenso enumerar la actividad cumplida por el multifacético músico que, junto a Salvador Bustamante y Segundo Cueva Celi conforman la pléyade de oro de la ciudad musical por excelencia.

Tan sólo cabe mencionar que en 1962 viajó a Rumanía en goce de una beca y se perfeccionó durante cinco años en el Conservatorio Ciprian Porumbescu; a su retorno conformó el Conjunto Universitario de Loja, que causó sensación; por invitación del prefecto de Pichincha, doctor Patricio Romero, se radicó en esta capital, formó la Banda Juvenil y luego otros conjuntos similares en varias ciudades del país y culminó su labor con la creación de la Fundación Edgar Palacios y el Sistema Nacional de Música para Niños Especiales (Sinamune), que constituye inspiración y ejemplo para organizaciones de varios países. Entre sus composiciones destaca la “Cantata Popular Boletín y Elegía de las Mitas, con el poema de César Dávila Andrade.

El Concejo Municipal lo declaró Mejor Ciudadano de Loja en 1982 y la Prefectura lo proclamo Mejor Ciudadano de la Provincia en 1988 y ha recibido numerosas condecoraciones en reconocimiento a su tesonera labor.

La doctora Rosalía Arteaga expresó: “Ni la adversidad ni los quebrantos de salud pueden con el genio creador de Edgar Palacios, eterno director de las bandas coaligadas de las Fuerzas Armadas, mentalizador de la formación de orquestas, de grupos de cámara, animador de incontables encuentros artísticos, el que con su talento reconocido internacionalmente da lustre a su tierra natal y al Ecuador entero. Estoy segura de que su eterno espíritu creador y motivador seguirá haciéndose presente mientras le quede un aliento de vida…” y Angel Felicísimo Rojas dijo: “Edgar Palacios se ha prodigado como maestro de maestros. Su obra didáctica no tiene parangón. Creo que ningún ecuatoriano ha llegado a realizar una obra de pedagogía musical como la que él está llevando a cabo”.