Entre el 5 y 8 de julio próximos, el papa Francisco visitará el Ecuador. Esta será la segunda ocasión que nuestro país recibe a un Sumo Pontífice. La primera ocurrió en 1985 con la llegada del papa Juan Pablo II y en esta ocasión lo hará Jorge Mario Bergoglio, un jesuita que en sus dos años de pontificado ha dado un giro importante a la Iglesia Católica. Una Iglesia que aunque tiene actualmente 1 200 millones de fieles en todo el mundo, hay países donde su presencia se ha reducido sustancialmente por una serie de causas.
Y es que el papa Francisco asumió su cargo en medio de una severa crisis interna. No tanto de la Iglesia sino propiamente del Gobierno del Vaticano. El escándalo derivado de la filtración de documentos privados del papa Benedicto XVI (Vatileaks), los manejos poco transparentes del Banco del Vaticano y los casos no sancionados de abuso sexual a niños por parte de sacerdotes en algunos países son un ejemplo.
Aunque no podría afirmarse que todos estos escándalos llevaron a la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI el 11 de febrero del 2013, sí incidieron de alguna manera en ello. Sin embargo, estos casos pusieron en evidencia las “imperfecciones del Gobierno del Vaticano” pero, sobre todo, la existencia de una cuestionada red de poder.
A escala internacional, el papa Francisco ha tenido también un trabajo cuesta arriba. Pese a que su antecesor, Benedicto XVI, continuó con la línea de Juan Pablo II, hubo ciertos episodios y posturas que afectaron la imagen del Vaticano. Ejemplo de ello fue el discurso dictado por Benedicto en la Universidad de Ratisbona (Alemania) en el 2006, que generó la ira y el rechazo del mundo musulmán.
Todo esto dio un vuelco con la llegada a la Santa Sede del papa Francisco. Una de sus primeras decisiones fue asumir los problemas generados a nivel interno, asumiendo los escándalos relacionados con los abusos sexuales, el Banco del Vaticano, entre otros.
Esto se ha dado no solo a través de la aplicación sanciones sino recurriendo a dos aspectos que son esenciales: la fuerza del mensaje cristiano y a enseñar con el buen ejemplo. Bergoglio, en este sentido, ha brillado por su determinación pero también por su humildad, equilibrio y sabiduría.
Esto le ha servido para tener hasta el momento una destacada actuación a escala internacional.
En su momento, sus palabras sirvieron para evitar la intervención de Estados Unidos en Siria. Ha cumplido un papel clave en el acercamiento entre EE.UU. y Cuba.
Recientemente el papa Francisco ha promovido el reconocimiento oficial del Vaticano al Estado de Palestina. Para Bergoglio no es posible una resolución al conflicto entre Israel y Palestina sino se reconoce previamente el “derecho de los dos Estados a existir”.
Veamos ahora qué nos trae el papa Francisco en su visita a Ecuador. Seguramente, no solo será un mensaje profundamente evangelizador sino también humano.