Visiones extrañas, un poco patas arriba, desde el lente que más conviene, utilizado para comodidad de la gran minoría gobiernista, la mandante y eso, si ese momento es conveniente.
Qué significa ¿visión elitista? Si lo que comento a continuación, explica una “visión elitista”, cuál es la “visión revolucionaria”.Esta confusión nace de un comentario de una revolucionaria asambleísta, de pura cepa. ¡Sí! Orgullosa representante del partido de la Revolución Ciudadana, del partido que trata de convencernos que el país es de todos y todas y termina por comprobarnos que es de algunos, los que ostentan el poder y, por lo tanto, elitista.
¿Los autos de marca caros son elitistas o revolucionarios? Si el conductor es calificado como pelucón, entonces es elitista; pero si quien está al volante de un último modelo y con todos los extras, es partidario y dice sí a todo como borrego, es revolucionario.
¿Las grandes casas en el valle más pelucón, según la propia descripción de quienes hoy mandan, son elitistas o revolucionarias? Las que se compran con los préstamos del Biess, cuya razón de existencia era la de permitir una digna morada a aquellos que no tenían ninguna y, en ningún lado del país, pero que se invirtieron en grandes apartamentos en la González Suárez y casas en el valle, entonces, se me aclara la visión: si quienes compran con o sin préstamo del Biess se denominan a sí mismos revolucionarios, esas casas y apartamentos son revolucionariamente caros, lujosos, pero permitidos. Las del resto, entonces es obvio, ¡pero lógico!, son elitistas.
Así, podemos nombrar cientos de actividades, las cuentas en los restaurantes más caros de Quito, las compras en los almacenes indecentemente caros y, que ahora solo serán alcanzables para una minoría revolucionaria que no se considera elitista y otras cuantas actividades más, vamos entrando en materia para el broche de oro.
La frase más expresiva pero más confusa que jamás he escuchado en mi vida: “Consultar al pueblo en las urnas es una visión elitista”, palabras de una legisladora. La contradicción de las palabras utilizadas se las dejo para que ustedes puedan desenmarañarlas, aclarando solamente que el pueblo, es decir todas y todos, son los dueños verdaderos del país, con derecho innato a votar en la urnas en toda consulta.
Si el Gobierno puede consultarnos sobre toros y gallos, el resto puede, sin duda, consultarnos sobre si queremos la reelección, le convenga o no a aquellos que no son elitistas, pero se comportan peor que aquellos que podrían serlo. Popular viene de pueblo, el pueblo tiene derechos, no solo obligaciones, el pueblo puede pensar libremente y decidir con el uso de esa misma libertad.
Somos un pueblo que merecemos que nos consulten popularmente, no que “nos den decidiendo”, cuando para ellos no es conveniente. Lo popular no puede ser elitista, ni el pueblo puede ser elitista porque quiere escoger libremente su futuro.
mcardenas@elcomercio.org