El pánico mundial y las víctimas de coronavirus pueden ser útiles para examinar la estructura de un Estado donde se detectan síntomas similares que, en este caso, afectan a la democracia y a una de sus instituciones: la legislatura. Es indispensable considerar que, en el Ecuador, como en muchas latitudes continentales, la tendencia para el ejercicio del poder ha sido marcada por el personalismo y no por el corporativismo. El caudillo de la independencia- tipo de bonapartismo -fue el conductor de las nuevas repúblicas hasta el fracaso irreversible o la muerte; sin embargo, el legado, en cuanto a la forma de ejercer el poder, fue imperecedero. Por eso siempre se alimentó la esperanza de que llegue o se encuentre al “hombre “para las grandes misiones de la patria. En este contexto Lázaro Cárdenas como buen ejemplo, tal vez Getulio Vargas y a distancia, Velasco Ibarra y Raúl Haya de la Torre. Todos predestinado para una democracia de dos actores: el líder y el pueblo.
Estos antecedentes llegan a estar vigentes hasta al final del siglo XX e inicios del siguiente cuando resurgió una renovación con el socialismo del siglo XXI. Como precedente se registran atisbos dentro de la democracia representativa bajo la tesis de un “presidencialismo reforzado” como antídoto frente al caos de la legislatura o a la pugna de poderes. El reto de esos liberales fue recogido y nació la especie más peligrosa de este género: el “socialismo del siglo XXI.
Con estos antecedentes se puede marcar el terreno de la pandemia que afecta al parlamento del Ecuador con cuatro elementos Primero, hay que aceptar que en el Ecuador no existen elecciones directas por parte del pueblo. A este se lo convoca para que vote por candidatos o por listas previamente decididas por las cúpulas partidistas con el visto bureo del caudillo; así, el pueblo concurre solo a sacramentar con su voto el final de la ceremonia. En la práctica no difiere de lo sucedido a principios del siglo XX donde siempre ganaba en la Sierra el partido conservador con el voto de peones que eran ‘arriados’ en camiones para que ejerzan sus derechos al sufrago bajo el control del caporal.
En segundo lugar, hay que señalar un vicio que se repite desde el retorno de la democracia. A los legisladores se los elige en la primera vuelta junto a una multicolor oferta de candidatos a la presidencia. Para muchos lo importante solo es ganar una o dos bancadas. Luego se verá, pues siempre serán muy valiosos uno o dos votos para el desempate de una contienda.
Luego, los legisladores son elegidos para cuatro años, sin ninguna elección de medio tiempo que oxigene o altere la siesta de los que ya ganaron su curul. Finalmente, se agrega la unicameralidad que sumadas a las otras causales ilustra una escena política dantesca. Después pues vienen las quejas: el pueblo el Ecuador no está preparados para la democracia: ¿Que entenderán, por pueblo?