El actual conflicto Rusia-Ucrania ha hecho aún más evidente la necesidad de contar con recursos mineros y energéticos en cada país. Aquellos países que tienen dominio sobre energía y minerales pueden controlar el mundo.
Ciertamente existen minerales que por su necesidad estratégica adquieren mayor relevancia, sobre todo cuando el mundo, y nuestro país incluido, incursionan en la transformación ecológica y energética. Esto se define como los materiales cuya explotación impacta significativamente en las cadenas de producción internas, que constituyen un aporte a la economía nacional, crecimiento y empleo y así como industria militar; el mejoramiento de la calidad de vida y puedan estar condicionados por un alto riesgo de suministro y disponibilidad.
Estos materiales suplen la demanda fundamental para los avances en la transición energética tanto en la fabricación de vehículos eléctricos, paneles solares generadores eólicos, baterías dónde podemos resaltar que la demanda de minerales críticos estará requiriendo un 500% más frente al 2050 como es el caso del litio grafito y cobalto, así como las tierras raras. La del níquel en 75% y la del cobre en un 35% pero que representan un mucho mayor tonelaje.
Si el gobierno accediese a suspender las actividades extractivas se afectarían miles de puestos de trabajo y crear unos 100 000 más. El país no tendría capacidad de importar sus necesidades básicas ni para mantener la seguridad alimentaria, sanitaria, económica, social ni tecnología.Estaría postrado e inviable a muy corto plazo.
Si este fuese el criterio mundial, se perderían cientos de millones de trabajos; sin duda al fin del primer mes se estarían agotando las reservas de minerales ehidrocarburos, paralizando las actividades productivas; distorsionando las cadenas logísticas el precio de los alimentos se irían a las nubes nuevamente primero afectando a los menos pudientes y muy rápido a toda la población. Sería el fin de la sociedad actual y la ficción de las películas Mad Max una realidad.