Reinaldo Páez Z.

Vicisitudes del ómicron

“Ecuador tiene el privilegio de contar con un grupo de científicos cuyas investigaciones del SARS-CoV-2 se integran y forman parte de las de equipos internacionales”.

Los esfuerzos públicos y privados combinados han permitido alcanzar una amplia cobertura de la vacunación contra la infección covid-19 (90% de ecuatorianos) y el cumplimiento de las medidas cautelares, por una mayoría poblacional, ha sido ejemplar a diferencia de lo que sucede en otros países en los que se hace caso omiso del uso de mascarillas, que es escasa (apenas un 30%), se irrespeta el distanciamiento social y se multiplican las aglomeraciones.

La demanda de pruebas diagnósticas es tan acentuada que se aplica gratuitamente en muy pocos lugares con turnos previos y enormes filas; las que se efectúan en contados centros privados tienen alto costo y son de difícil acceso. Es enorme la diferencia de atención y servicio en nuestro medio, en centros públicos y privados que satisfacen estas necesidades.

El país tiene el privilegio de contar con un crecido grupo de científicos cuyas investigaciones del virus SARS-CoV-2 se integran y forman parte de las que realizan equipos internacionales, son académicos, microbiólogos, laboratoristas, genetistas, cuyos trabajos enriquecen al universo científico; son muchos y de ellos, por ejemplo, está el genetista César Paz y Miño, que se suma a un grupo español que pesquisa a 30 genes responsables de la susceptibilidad al covid-19 cuando actúan en la unión de la proteína de las espigas del virus con células receptoras respiratorias.

Las mutaciones genéticas establecen las predisposiciones para que un 10% de la población sea resistente al coronavirus y para que un 5% de los afectados fallezca. El Ómicron es un virus mutado que escapa a la inmunidad natural y a la inmunidad de las vacunas, tiene mayor capacidad de contagio, pero es menos nocivo. Las vacunas reducen el riesgo de muerte hasta 5 veces y bajan la carga viral; probablemente se necesiten más refuerzos o vacunas que prevengan todas las variantes, mientras exijamos el uso correcto de mascarillas, evitemos reuniones masivas, besos, abrazos, lugares cerrados y propiciemos una masiva vacunación.