El BID eligió nuevo presidente. Por primera vez la designación no recayó en un ciudadano de un país latinoamericano, sino de un estadounidense, lo que causó rechazo en algunos países de la región.
Aquí entramos en el juego de las definiciones.
¿Qué es ser latinoamericano? Los que se opusieron al nombramiento de Claver-Carone tienen razón, si ser latinoamericano se define por los documentos de identidad. Pero en este mundo globalizado, cuenta la identidad cultural. Claver-Carone nació en Miami de madre cubana, y está vinculado a causas del exilio cubano. De padre español, se educó en Madrid. Es un exitoso profesional estadounidense, de dualidad cultural, estadounidense, e hispánica.
En EE.UU. el multiculturalismo está en alza: se puede ser estadounidense e hispano a vez. EE.UU. tiene más habitantes para quienes el español es la lengua madre, que España. El número de hispanoparlantes es 51 millones, solo superado por México con 111 millones.
El nombramiento lo permite el reglamento del BID, y puede vérselo como la aceptación de América Latina que un estadounidense bicultural dirija la entidad.
Ecuador tiene con Claver-Carone un triunfo muy especial: le ha ofrecido a Richard Martínez el cargo de vicepresidente para países. El Ecuador no ha ocupado una alta posición en el BID desde Corsino Cárdenas hace 50 años. La presencia de Martínez facilitaría el acceso del Ecuador al apoyo del BID para sus programas de desarrollo, indispensable para la reactivación de la inversión pública.
El BID ha aprobado USD 3 794 millones en proyectos para el Ecuador de los que en preparación hay ocho por USD 1 266 millones, entre las cuales están la promoción de la electromovilidad y reducir emisiones; mejorar la gestión tributaria y aduanera, la seguridad ciudadana y la conectividad digital.
Hay notables juristas que consideran que es inconstitucional que Martínez vaya al BID. El Procurador del Estado sale al paso, declarando que el BID ”no es una institución financiera internacional en los términos definidos por el ordenamiento jurídico ecuatoriano, especialmente, en los artículos 178 y siguientes del Código Monetario y Financiero”.
No es que Martínez va a una institución financiera para gestionar negocios con el Ecuador, o que lo nombran en pago de servicios prestados como ministro. No va a Goldman Sachs o al Citibank. Y su presencia en el BID sería una conquista para el país.
Martínez enfrenta un juicio político en la Asamblea. Cuando no había plata, se atrasó en pagos, pero gracias a sus gestiones el FMI abrió sus arcas y hay apoyo financiero sustancial para el fisco, vapuleado por la pandemia y la caída del petróleo. Hay asambleístas que no parecen haberse percatado de la dificilísima situación fiscal, la peor de Latinoamérica, en la opinión del FMI.