Para otra vez,el golpe

anegrete@elcomercio.org

Los dilemas e incertidumbres que se precipitaron sobre el Ecuador superaron los ámbitos gubernamentales y afectaron a toda la sociedad; por eso, para evitar equívocos, es necesario advertir que los costos del derroche de los “revolucionarios verdes”, al final, los pagará el pueblo. En consecuencia, los catastróficos delitos económicos, no solo tenían que ser castigados, sino advertidos desde el principio del actual gobierno porque sus efectos fiscales, económicos y financieros iban a requerir de urgentes y duras soluciones. Superado el paro y la movilización indígena -excluidos los golpistas y los vandálicos- es necesario acordar una salida.

El diagnóstico inicial era deprimente y negativo: no a la subida del IVA; no al alza de los combustibles; no a los 404 artículos de la “fanesca” que envió el Ejecutivo para que se atoren todas las bancadas; no a los reajustes -desempleos de los servidores públicos- y solo faltaba que se añada no al pago del endeudamiento público. Era un ajedrez perverso que llegaba a “tablas” antes de comenzar la partida y, por tanto, a la vigencia del estatus quo y a ninguna solución. La pregunta era dramática: ¿qué es lo que podría abrir una puerta y quién deba dar un pie adelante?

Una respuesta que no está oculta en los causantes de la mayor crisis del país, es que se abandone la dolarización que es un emblema de la lucha continental del chavismo. Otros, sostuvieron que hay tiempo todavía y que el presidente declare “la muerte cruzada”. Los inmorales o los tarados, por su parte, pidieron un golpe de estado, que parece quedó para otra ocasión.

El problema nacional se agrava, pues el movimiento indígena liquidó algunas pre candidaturas por su ausencia del campo de batalla. Estas solo se pronunciaron para calmar el pánico en las principales urbes, pero en otros temas demostraron no estar preparados para la sucesión del Gobierno del presidente Moreno, su limitado gabinete y sus cadenas nacionales a punto de competir con las de Chespirito en los sábados aquellos.

Con estos antecedentes se puede vislumbrar una posible salida: aplicar una política focalización de los combustibles y que entre en vigencia la “fanesca” de los 404 artículos. La triste suerte de los parlamentarios es que han olvidado a Montesquieu sobre la división de las funciones del poder. La han confundido con el reparto utilitario de las mismas. Por eso, el acuerdo era inminente entre la dirigencia indígena somnolienta después de un vandalismo contratado y los despiertos representantes de las finanzas privadas. La oportunidad era seductora; en cuanto al futuro electoral, no hay problema. El circo está abierto, los carruseles son gratis y los pre candidatos lo prefieren a la arena de los gladiadores.

En la clasificación final estamos adelante de Bolivia y Chile por un bautismo solo con cura y agua. Se discutirá quién bendijo: ¿Estados Unidos, el FMI que es lo mismo, o el Maquiavelo, improvisado que es el Presidente del Ecuador?

Suplementos digitales